De Superman a la…
**Lotería Nacional
**Honrar a migrantes
UNO. Superman y la Lotería Nacional
¡Hosanna, hosanna! Luego de Superman declarado luchador migrante, la Lotería Nacional “se puso las pilas”. El premio mayor del 15 de septiembre tiene como ícono y símbolo a los migrantes.
Vaya, y como el relato bíblico, quien no se sienta y crea migrante nunca “entrará al reino de los cielos”.
En la portada del billete de la Lotería, una pareja. Y un niño, el hijo.
En Estados Unidos, treinta millones de mexicanos como migrantes, la mayoría sin papeles, y de los cuales un millón son paisanos, paisanitos de Veracruz.
¡Hosanna, hosanna!
DOS. Dios existe. Probado…
Primero, desde México, la orden a los consulados de “meter las manos al fuego” norteamericano por los migrantes.
Luego, la contratación de montón de abogados migratorios para defender a los paisanos.
Después, la tardía respuesta de México a los aranceles de EU con aranceles a los productos gringos.
De inmediato, la presidenta de la república declarando héroes, héroes civiles y patrios, a los migrantes, ta’gueno.
Ahora, la Lotería Nacional con el premio mayor.
¡Súper! ¡Dios existe, probado y comprobado!
TRES. Tibia diplomacia azteca
De hecho y derecho, una política diplomática de México tibia y tolerante al EU de Donald Trump, tan ocupado con el caso de su amiguito, Jeffrey Epstein, sentenciado como delincuente sexual.
Y como la condena le dolió tanto prefirió suicidarse.
Ahora, Trump negando la amistad y como, caray, parece la práctica de las tribus políticas de hoy de negar todo, absolutamente todo.
En contraparte, la excesiva gentileza mexicana del sorteo de la Lotería Nacional de las fiestas patrias dedicada a los migrantes.
En EU, feroz cacería de migrantes.
En templos, iglesias, guarderías y escuelas.
Los migrantes, recluidos en sus hogares sin asomarse a la calle temerosos de ser descubiertos, detenidos y deportados.
CUATRO. Vender espejitos…
Pero, bueno, si la iglesia católica ha iniciado peregrinaje en las Diócesis de la Virgencita de Guadalupe por los quinientos años de su aparición en el Cerro del Tepeyac…
Y si se ha renovado la idolatría por el indito Juan Diego y por encima del indito Benito Juárez…
Y si Belinda fue declarado la actriz española nacionalizada mexicana más bella de cara al Golfo de México…
Y si Natalia Lafourcade, casi casi jarocha, debutó en Madrid…
Entonces, mínimo, mínimo, mínimo, vender ilusiones y espejitos a los migrantes con el premio mayor de la Lotería Nacional.
Una proeza patria, como nunca, de la conquista de Hernán Cortés de la antigua Tenochtitlán y que terminara llorando en “El árbol de la noche triste”, enfermo que llegó de sífilis de la Madre Patria porque era muy bueno para la enagua y con señoras casadas.
CINCO. Sacarse el Premio Mayor
Lo de menos será que de los más de tres mil quinientos migrantes jarochos deportados de Estados Unidos algunos hicieran una colecta y compraran un billetito completo del Premio Mayor.
Y, claro, claro, claro, y en reciprocidad celestial y esotérica, sacaran el Premio Mayor.
Sería, digamos, justicia poética luego de que en Coatzacoalcos cayera la semana anterior un premio.
El Ser Superior escuchara la plegaria… (lv)