Peor todavía: cuando el curita llegaba a su casa, la madre enviaba a un hijo a tareas del campo para evitar se diera cuenta.
Todavía peor: el padre, migrante en Estados Unidos. Y el 28 de mayo llegó al pueblo, Mata de Zarza, fue informado y la mitad del pueblo y casi casi la otra mitad supo de la realidad detestable.

PASAMANOS: En contraparte, el vocero de la Diócesis de Veracruz, Aurelio Mojica, juró y perjuró que ninguna denuncia penal hay en contra del curita Oscar de Jesús Cabrera Montiel.
Vaya, aseguró que solo se trata de un asuntito en las redes sociales.
La chica tiene trece años de edad. La versión es que durante doce meses, un año, el padrecito la estuvo violando.
Y como la madre estaba, “asegún” de acuerdo”, ninguna denuncia penal.
Pero… la niña “utilizó un grupo de WhatsApp de feligreses de una capilla para exponer el caso y señalar al religioso” (Notiver, Manuel Hernández, lunes 28 de julio).

CORREDORES: Por lo pronto, el vocero de la Diócesis ha dado la cara en lugar de su compañero ministro de Dios.
En tanto, ninguna señal de la madre. Tampoco del padre.
Y en el palenque, la versión tecnológica de la adolescente en las redes sociales.
Y la versión del vocero diocesano.
Y el silencio del curita bajo sospecha.
Ni hablar, diría Sigmund Freud, “el sexo mueve el mundo”.
Y las tentaciones de la carne, diría Luzbel, el rey del infierno, son despavoridas.

BALCONES: El sacerdote pedófilo más famoso de la iglesia es Marcial Maciel.
La fama pública de seducir niños y adolescentes seminaristas.
Y cuando las denuncias se multiplicaron en América Latina, los Sumos Pontífices, Juan Pablo Segundo y Benedicto XVI, el gran teólogo del Vaticano, lo perdonaron.
Y refundieron en un monasterio en vez de dar paso a la ley para el proceso penal.
Todo, porque Marcial Maciel solía generar ingresos millonarios al Vaticano.
Lana, pues, mató pedofilia.
Y lo que Dios perdona aquí en la tierra a través de sus ministros, y más Papas, de igual modo son perdonados en el reino celestial.

PASILLOS: Entonces, y en caso de estar confirmado y seguirse por oficio el asuntito, el curita Oscar de Jesús Cabrera Montiel ha de estar en paz.
Si acaso, bien podría observar el modelo de la jerarquía eclesiástica del Virreinato cuando condenara a sor Juan Inés de la Cruz por amoríos con la esposa del Virrey y acuñara frasecita bíblica: “Yo, la peor”.
El vocero de la Diócesis de Veracruz ha de estar en paz.
De momento, pocos saben el destino del presunto ángel exterminador de Puente Nacional.
Haciendo el sexo en nombre de Dios.
¡Vaya hereje!
“Su rastro se pierde” en los días y las noches de Veracruz. (lv)