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Escenarios
Miércoles 30 julio, 2025

Amanecer con centellas

**Oler a tierra mojada
**La vida es fabulosa

UNO. Amanecer tronante

A medianoche, en la madrugada, casi casi en el amanecer, llueve. Pero más aún, centellas y rayos en el cielo oscuro. El cielo iluminado por un chisguete de luces.
Y, claro, los bebés duermen y se asustan. Y lloran.

Y los padres han de levantarse disparados para cargar al niño en los brazos y susurrarle al oído que se le ama y que fue, digamos, una pesadilla.
Y también las ardillitas y los pájaros y las cucarachas y los ratones y las hormiguitas se asustan. Y salen corriendo sin ton ni son. A diestra y siniestra.
Quizá la abuelita de la casa se pone a rezar a la Virgencita de Guadalupe ahora cuando pronto cumplirá quinientos años de aparecer resplandeciente en el Tepeyac.

DOS. La tierra huele a tierra mojada

En el alba, la mañana se anuncia tibia y fresca.
El pastito del parque y jardín de la esquina reverdeciendo con una tonada color verde, verde tierno, verde cariñoso.
Y de las hojas de los árboles desprendiéndose las gotas de la lluvia desprendiéndose de gotita en gotita.
En el parque, la dama del perrito pasea a su perrito lobo amarrado a una cuerda fuerte y poderosa para evitar corra por ahí fuera de control y hasta un parroquiano mordiera.

TRES. La ardilla trapecista

En el cable de la luz, una ardillita solitaria hace al trapecista y se corretea a sí misma sin perder el equilibrio.
En la copa de un árbol de pochota, otra ardillita la mira con los ojos pícaros y a la expectativa tratando de adivinarle el siguiente paso.
La primera, dueña del cable. La segunda, reinaza en el árbol.
Digamos, y de acuerdo con el concepto de justicia universal, “cada uno en lo suyo y con lo suyo”.

CUATRO. De pie y a patear el balón

En las madrugadas con rayos y centellas, la mitad del mundo y casi casi la otra mitad suelen levantar temprano.
El día les amanece antes y así miren y vuelvan a mirar el reloj, digamos, a las cuatro, cinco de la mañana, se ponen de pie y darle.
Pero de igual modo, también sucede a los animalitos.
Por ejemplo, las cucarachas merodeando un mendrugo para entre todos empujarlo y llevarlo a la guarida.
Igual, las hormiguitas, quizá, quizá, quizá, del mundo animal las más organizadas y disciplinadas, acaso como las gaviotas sobrevolando en la bahía del Golfo de México y con disciplina militar.

CINCO. La vida es fabulosa

Es más, si los jardineros del barrio suelen llegar a las seis de la mañana para su faena de limpieza, con la lluvia y el chipi chipi y los truenos arriban a las cinco de la mañana.
Unas veces, se abrigan con el impermeable para comenzar la tarea, y otras, esperan en su camioneta vieja y destartalada, pero funcionable y desde la unidad móvil miran y admiran la lluvia y pajarean la hora para cumplir en forma y tiempo.
Hay amaneceres así en que la vida se vuelve fabulosa porque se mira y percibe como una aventura.
La creación y recreación del mundo. (lv)


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