ROMPEOLAS: En todos los casos, “dándose baños de pureza y golpes de pecho y rasgándose las venas por los otros, los jodidos, los pobres, la gente en la miseria”, por lo general… Casos insólitos de políticos principiantes jurando de rodillas en la Basílica de Guadalupe y con las manos extendidas y los ojos virolos tratando de descubrir a Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo en alguna nube blanca y radiante y/o en el cielo azul, azul bajito, nítido, transparente, tierno y cariñoso…

ARRECIFES: Políticos con más, muchas más mutaciones que los camaleones, por ejemplo… Incluso, que las personas bipolares… Peor aún, que las personas tóxicas… Vaya, hasta capaces (con cinismo) de firmar un acta ante notario público de que nunca, jamás, jamás, jamás, se traicionarán a sí mismo traicionando la lealtad y la fidelidad de la población… Y en el primer amanecer cuando despiertan encumbrados en un cargo público, el olvido automático de sus promesas y por añadidura, la deslealtad a juramentos… Por eso, el extraordinario privilegio de los reporteros y quienes, además, bien pueden tener y/o llevar un archivo actualizado de cómo eran los políticos iniciantes en aquel tiempo y como fueron mudando de piel…

ESCOLLERAS: Por desventura, así son la mayoría… Por fortuna para los suyos, nunca olvidan a la pareja y a los hijos… A los hermanos, tíos y primos, quizá… Ni a los socios, aliados y cómplices… Y tampoco a la barbie en turno… Por eso, entre otros hechos y cositas, en el siglo pasado con más de setenta años de la dictadura perfecta del PRI, el país fue ascendido al primer lugar mundial en corrupción política… Los políticos, “ordeñando la vaca” suiza y de las que pueden extraerse leche en caudales durante tres veces al día… El único consuelo popular está en la frase sabia de Isela Vega en la película “La ley de Herodes”, donde interpreta a la dueña de un congal y quien exclama: “Aquí, en mi burdel, todos los hombres son iguales”…

PLAZOLETA: Pero, bueno, el privilegio de los periodistas de conocer a los políticos desde sus inicios siempre resulta fuera de serie… Y en ningún momento, para un convenio publicitario, sino para llevar su radiografía “al pie de la letra”… Y contar los hechos de cada día de acuerdo con la historia de cada uno… Sin incienso ni loas… Lo dice el viejillo del barrio: “Al pan pan y al vino vino”… (lv)