La vida es bella. Y cruel
1 (La profe asesina y el nieto matando a la abuela)
La vida (claro, claro, claro) es bella. Pero también, dura y ruda y cruel. Y sin que nadie se espante porque “aquí nos tocó vivir y qué le vamos a hacer”.
Mientras llega, vaya esperanza, la hora del paraíso celestial.
Por ejemplo: En Actopan, un nieto mató a la abuela. Y le quitó la vida porque la abuela se tardó en darle de comer.
Luego huyó. Fue en año 2021. Lo detuvieron en la comunidad La Romita, en Guanajuato, donde se escondía.
Ahora, condenado a cuarenta años de cárcel.
36 años que tiene, el nieto obtendría la libertad a los 76 años… y, bueno, ya se verá si para entonces vive.
En Tempoal, una maestra de la secretaría de Educación de Veracruz, funcionaria en el Ayuntamiento, mató a una amiga.
La degolló. Alma Janet N. contra Cecilia Arenas.
Todo porque debía a su amiga casi cien mil pesos que le prestara.
Y como se creía y sentía ahogada, entonces, se le ocurrió que con asesinarla era suficiente.
Fue detenida. Y sometida a proceso penal. El juez le ha dictado setenta años de cárcel.
Dos feminicidios más en Veracruz.
La vida “al rojo vivo” en la crueldad. Simplemente, la degradación humana.
“¡Qué difícil es vivir!” escribió Albert Camus, Nobel de Literatura, quien perdiera a su padre en la guerra y quedara huérfano con un hermano menor y su señora madre, analfabeta, y que empezara a ganarse la vida laborando de trabajadora doméstica de casa en casa.
Mucha, demasiada, excesiva sicosis ha creado la delincuencia organizada en el territorio jarocho.
Secuestros. Desapariciones. Extorsiones. Feminicidios. Asesinatos. Fosas clandestinas.
Y de ñapa, y desde el poder, la impunidad.
Y todavía de postre, la ruindad de la vida cotidiana.
Lógico, obvio, diría el sociólogo en un Veracruz con más de ocho millones de habitantes.
La dura convivencia y alternancia con los demás.
Un nieto iracundo (caray, de 36 años) matando a la abuela.
Una maestra degollando a su amiga, apodada “La muñeca” para librar una deuda.
Y ni hablar, Veracruz, de moda.
2 (La vida es así…)
Bastaría un viajecito en la hemeroteca para pincelear el rostro social de Veracruz.
Por ejemplo:
Padrastros ultrajando a las hijas y aun cuando las hijastras lo denuncian con su señora madre, la madre las acusa de mentirosas.
Hombres mayores de cincuenta y sesenta años con niñas de doce, trece, catorce años, como amantes.
Y hasta embarazadas.
Hermanos peleando a muerte y hasta matándose por la herencia familiar.
Amigos “bajando la esposa” y “la amante” al amigo.
Amigas acuchillándose por el sexo de un hombre.
Esposos asesinando a la pareja por infiel.
Fetos tirados en un basurero, en la vía pública, y hasta abandonados en una iglesia.
Cadáveres destazados como filetes y acomodados en una lata y dejada en una calle y avenida.
El cadáver de un hombre colgando de un puente en el norte de Veracruz.
Una cabeza decapitada abandonado en el centro de una discoteca.
Y otra sobre la mesa de un antro.
Caray, Jared, el hombre más famoso y de moda de Coatepec, paseando en las calles la cabeza decapitada de un hombre que lo ultrajó en una borrachera.
Etecé. Etecé.
La vida es dura y ruda.
3 (Por fortuna, el asombro ciudadano)
Con todo, los hechos sirven para que los ciudadanos de a pie y motorizados exploren el asombro en todos sus niveles.
Hay cositas y hechos, cierto, llenos de miedo y terror.
Y otros, para deslumbrarse como el caso de Jared, el coatepecano ilustre, más, mucho más, por ahora, que Natalie Lafourcade.
Pronto, Jared tendrá (“veinte y las malas”) su corrido.
Y quizá hasta el nieto de Actopan.
Y la profe asesina.
“Veracruz, de moda”, pues.
Así se vive y se ama en el Estado jarocho. (lv)