Fecundidad, a la baja
**Tener un solo hijo
**Encuesta del INEGI
ESCALERAS: Sin una campaña para combatir la maternidad como en el siglo pasado, el avisito parroquial oficial del INEGI es que en el país la fecundidad va a la baja.
De tres hijos, aprox., que en otros tiempos, hacia finales del siglo anterior y principios del que trota, la estadística revela que los padres se han reducido a procrear uno o dos hijos, máximo.
En un país, por ahora con 126 (ciento veintiséis) millones de habitantes, y de los cuales 49 por ciento son mujeres y el resto hombres.
En el año 1999, la mujer tenía un promedio de 2.86 hijos. En el 2009, diez años después, 2.39. Ahora, 1.88 hijos.
De hecho y derecho, un solo hijo. Aun cuando bien pudieran brincar a dos.
PASAMANOS: Serán los estragos de la miseria, la pobreza y la jodidez.
Serán el desempleo, el subempleo y los salarios pichurrientos.
Será la migración de México a Estados Unidos como única estrategia digna para enaltecer la vida en un país donde las tribus políticas son incapaces de animar y reanimar la creación de fuentes de trabajo.
Será la inflación galopante cuando, por ejemplo, en la mesa de pago en la tienda personal las señoras han de ordeñar la despensa porque el dinerito dispuesto es insuficiente.
Etecé. Etecé.
El caso es que la fecundidad está a la baja.
CORREDORES: En el INEGI consideran, por ejemplo, que las enfermedades también son otra posible causa de la caída de la fecundidad.
En la última investigación oficial, las enfermedades del corazón, el COVID y la diabetes como el trío de los Jinetes del Apocalipsis y los males de la caja de Pandora y los Círculos del Infierno, acortando y abatiendo la vida.
Más cuando los precios de las medicinas rebasan con frecuencia los mil pesitos por veinte o treinta pastillitas en la cajita y lo que cada mes significa un gasto oneroso.
BALCONES: Será también otra posible causa que el número de adultos mayores (ancianos, seniles, personas de la sexta, séptima y octava década) ha aumentado.
Y el envejecimiento demográfico sale muy caro. Sobre todo, en la atención y los cuidados médicos.
Y cuando los ancianos han dado todo índice de productividad en la vida y se vuelven un bultito en casa, además del gasto canijo en medicinas, por desventura solo queda la sedación paliativa.
Y pocos, excepcionales, hijos y hermanos se atreven a dar el paso correspondiente.
Más porque el senil sufre y en silencio y dadas sus enfermedades sin quejarse, pero sufriendo.
Y también sufre la familia.
PASILLOS: El caso es que la fecundidad en México en caída libre.
¡Ay, los tiempos aquellos en el primero y segundo tramo del siglo pasado cuando los padres solían tener hasta doce, trece y catorce hijos!
Por ejemplo, los padres del político Ricardo Monreal Ávila tuvieron diecisiete hijos, a varios de ellos, por cierto, les dio por la política y de eso han vivido y viven. (lv)