Ejército jarocho en E.U.
**Un millón de migrantes
**Mujeres y hombres
ESCALERAS: Un ejército jarocho vive en Estados Unidos. Son migrantes, la mayoría, parece, ilegales. Mujeres y hombres. Un millón de paisanos.
Huyeron de Veracruz en momento estelar de sus vidas cuando el desempleo, el subempleo y los miserables salarios los pusieron “entre la espada y la espada”.
A la orilla de la barranca fatídica.
Allá, la mayoría trabaja en las siguientes chambas: El campo, abriendo el surco, como aquí en los cuatro puntos cardinales del estado jarocho.
En la industria de la construcción. Empezando, de albañiles.
Como trabajadoras domésticas.
En restaurantes desde la limpieza en los baños hasta en la cocina y de meseros… si bien les va.
El mismo empleo, digamos, que aquí en Veracruz, pero allá ganando en dólares.
Un migrante lo dijo del siguiente modo: “Preferible ser pobre en Estados Unidos que en México”.
PASAMANOS: El hambre (ya se sabe) da y suele asestar muchas cornadas.
Estadística fatídica de Veracruz, una tierra pródiga en recursos naturales:
Seis de cada diez habitantes en la miseria, la pobreza y la jodidez.
Viviendo siempre, siempre, siempre, a la quinta y sexta pregunta.
Muchas quincenas agarrando su único patrimonio, el anillo de bodas (si lo tienen) y corriendo al Monte de Piedad para llegar al final del mes con el itacate y la despensa y la torta y los tacos.
CORREDORES: Migrantes sin papeles, la mayoría cumplen diez, veinte y hasta veinticinco años sin regresar a Veracruz para abrazar a la familia.
Los padres ancianos. La pareja. Los hijos. Los hermanos. Los tíos. Los primos.
Tienen miedo, y con justa razón, de que si salen de Estados Unidos por unas semanas, el regreso sea imposible, difícil, duro, rudo.
Incluso, y antes de la era Trump, así han vivido, pues la deportación data de cuatrienios anteriores.
Ahora, más canija. Turbulenta. Revolcada.
BALCONES: Rancheros en Veracruz, rancheros en EU.
Albañiles en Veracruz, albañiles en EU.
Pintores en Veracruz, pintores en EU.
Asistentes domésticas en Veracruz, asistentes domésticas en EU.
Cuidando niños en Veracruz, cuidando niños en EU.
La vida jarocha, traslapada a la república más poderosa de la tierra.
Aquí, ganando en pesos. Allá, en dólares.
Suficiente, incluso, para enviar dinerito a sus familias en el territorio jarocho.
Anima y reanima la vida que, por ejemplo, por aquí los paisanos se identifican allá, en automático florece en sus neuronas y corazón la solidaridad humana.
Y unos a otros se apoyan sin envidias, intrigas ni chismes.
PASILLOS: En Matamoros, Tamaulipas, están varados un montón de paisanos de Veracruz.
Entre ellas, mujeres. Y la mayoría soñando con emplearse de trabajadoras domésticas.
En la cocina. La limpieza de la casa. La lavada y planchada de la ropa familiar. El cuidado de los niños. Y de las mascotas de los niños.
Ellas sueñan. Tal es su paraíso terrenal. Su más alta obsesiva obsesión laboral. (lv)