Y jefe máximo.

PASAMANOS: Y con los vientos favorables del CEN del PAN.
Incluso, aliado con un partido político de España.
Más todavía: consultado y cortejado por los gobernadores panistas de la nación.
Y con mucho, muchísimo juego.
Incluso, hasta en la antesala de la candidatura a gobernador.
Ahora, el recuerdo y la nostalgia de aquellos tiempos.
Vaya, hasta del palenque mediático parece retirado.
Unos dicen que está feliz y dichoso porque es abuelo, entregado a cuidar y jugar y entretener a un nieto.
Otros porque en política, como en la vida, cada uno tiene su tiempo. Su espacio. Su generación. Sus aliados. Socios. Amigos. Cómplices.

CORREDORES: Por ahora, su historia ascendente.
De director de Comercio en el Ayuntamiento porteño a presidente municipal.
El alumno más destacado del ingeniero Francisco Ávila Camberos.
Luego, diputado local, parece.
Senador de la República.
Diputado federal.
Y en la recta final para la nominación a la jefatura del Poder Ejecutivo estatal.
Ascendiendo de un cargo público a otro, digamos, como la historia de aquellos Políticos Automáticos que apenas, apenitas, protestan en un puesto piensan en el siguiente.
Y piensan… para abrir el surco y sembrarlo.

BALCONES: Bien decía el maestro Juan Maldonado Pereda, cuatro veces diputado federal y secretario de Educación en Veracruz, amigo de Luis Donaldo Colosio Murrieta, el mártir priista del siglo XX: “La política es un tragadero de (mujeres y) hombres”.
Además, claro, de su otra frase bíblica: “En política solo llegan los que más convienen, nunca los más capaces”.
Pero, bueno, y en contraparte, el priista mítico, Jorge Uscanga, era categórico:
“En política nunca hay hombres muertos”.
En política, entonces, las mujeres y los hombres suelen resucitar.
El día cuando el tuxpeño César “El tlacuache” Garizurieta “(Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”) quedó fuera se quitó la vida.
Y con mucha dignidad.

PASILLOS: Por ejemplo, cuando el periodo del presidente del CDE del PAN ha fenecido, quizá Julen Rementería podría ser ungido líder máximo de los azules en Veracruz.
Claro, para enchufarse necesitaría del liderazgo nacional.
Y/o demostrar con hechos su arraigo en las neuronas azules del Estado jarocho.
Hora, pues, quizá, de reinventarse.
El panista Germán Yescas podría, digamos, ser su Pípila. (lv)