Ejército social
**Indignación crónica
**Todos están ardidos
ESCALERAS: Hay en Veracruz (y en los cuatro puntos cardinales) un ejército social.
Todos están ardidos con “papá y mamá gobierno”.
Todos padeciendo indignación crónica.
Todos operando como topos silenciosos. Aquel topo, animalito figura icónica de Lenin para documentar la temperatura política de la población.
Todos reclamando una vida digna. Y con par de ejes rectores.
Una, el legítimo derecho a un empleo. Estable. Cubierto con justicia social. Y con oportunidades para ascender.
Y, dos, el legítimo derecho a una vida sin sobresaltos. Cero secuestros. Cero desapariciones. Cero feminicidios. Cero asesinatos. Cero fosas clandestinas.
PASAMANOS: Entre otros ejércitos sociales se anotan los siguientes:
Los Colectivos, más de cuarenta, integrados con padre con hijos y parientes plagiados y desaparecidos. En muchos casos, con más de catorce años en la angustia y la zozobra.
Los familiares de las mujeres feminizadas. Caray, más de mil niños huérfanos.
Las ONG académicas, formadas con maestros de universidades más públicas que privadas. Con enorme simpatía por los movimientos sociales. Estudiosos y cabilderos.
CORREDORES: Los vecinos vigilantes en montón de barrios, colonias y fraccionamientos de los municipios.
Incluso, en tiempo anterior, hasta guardias comunitarias.
Vecinos organizados para detener a rateros, raterillos, ladrones y ladronzuelos.
Los opositores políticos soñando con derrotar en las urnas y en la vida cotidiana a las tribus guinda y marrón.
Los vecinos haciéndose justicia por mano propia. El último caso, en Minatitlán, donde liberaron a quince personas detenidas por los policías acusados de rapiña con un tráiler robado.
Alcaldes sublevados al desdén y menosprecio de la autoridad estatal en el cumplimiento de obra pública ofrecida. Incluso, hasta con plantones en Xalapa. Un caso emblemático, los vecinos, todos indígenas, de Soledad Atzompa, tan bravos como son como cuando en el sexenio del Rey de la Salsa y el Danzón, el Cuitláhuac, lincharon a seis secuestradores de profesores.
BALCONES: La indignación silenciosa de las familias del millón de paisanos de Veracruz como migrantes y sin papeles.
Todos, huyendo de la entidad debido al desempleo, el subempleo y los salarios pichurrientos. Y sin las prestaciones establecidas en la Ley Federal del Trabajo.
Incluso, en muchos, muchísimos años más de dos décadas sin abrazar a sus padres y hermanos ante el miedo fundado de que como son ilegales se levante un muro Trump para evitar el regreso.
Veracruz, en el primer lugar nacional en la producción y exportación de trabajadoras sexuales. Las mesalinas jarochas “de moda” en prostíbulos de norte a sur y de este a oeste de la nación. Más, mucho más, hacia el norte, paraíso turístico.
PASILLOS: El gran ejército social de niños (niños hijos de padres pobres y en la miseria, niños huérfanos, niños sin un sostén familiar) trabajando en los mercados populares.
Desde “el viene viene” hasta lavando automóviles y haciendo mandados y empujando “los diablitos” cargados de productos alimenticios.
Los excluidos. Los marginados.
Peor, mucho peor, en un Veracruz pródigo en recursos naturales y habitado por gente en la precariedad. (lv)