Y como está rechazando las voces que él pensó estarían de su lado…
Incluso, y ha apretado la Magnum en contra de un trío de antecesores en la silla embrujada de las Lomas del Estadio…
Y hasta estaría presionando a uno que otro miembro de la Junta de Gobierno, la junta de notables…
Y de paso, operando la manipulación para entronizarse en la consulta académica…
Entonces, su quimera, sueño, ilusión, aspiración, se ha convertido en un enigma.
Quizá empolle la tesis central de León Trotski de que “el partido siempre tiene la razón”.
Es decir, él mismo.
Y, por tanto, vibre en sus neuronas y el corazón (y hasta el hígado) el modelo Daniel Cohen-Bendit, el líder histórico del movimiento estudiantil del 68 en París, quien luego se entronizó en la curul federal, el premio otorgado por el poder.
Acaso tenga envidia del ex sandinista Daniel Ortega de perpetuarse en el poder nica por encima del dictador Anastasio Somoza.
Quizá esté apostando a la ruleta rusa, al cubilete y al tiro al blanco y la guerra esté declarada, entre otros, a Sara Ladrón de Guevara, Raúl Arias Lovillo, Víctor Arredondo Álvarez y al científico, y aspirante a la silla rectoral, Jorge Manzo Denes.
Acaso haya llegado a la conclusión de que “a un gran puente no se le ve”. (José Lezama Lima)
Y por añadidura, se sienta, crea y percibe mejor que todos.
Cierto, cierto, cierto, los hombres suelen hablar y pasar hablando la mayor parte del tiempo.
Y en tanto, “los dioses juegan juegos terribles”.
Y en el caso, los dioses de la Junta General de Gobierno (unos diez notables) le hayan juramentado que “contra viento y marea” seguirá usurpando la silla mágica.
Hoy lunes, 9 de junio, una parte de la comunidad universitaria marchará en Xalapa, la sede inmaculada de los tres poderes, que para inconformarse (una vez más) contra la imposición de Aguilar Sánchez.
Lo ha dicho el siempre digno exrector, el profe Raúl Arias Lovillo: La reelección de Aguilar Sánchez “representa una amenaza a la legalidad y a la vida institucional de la Universidad” (Damián Gaona).
Claro, el rector piensa diferente.
Con Raúl Arias, de igual modo como con Víctor Arredondo y Sara Ladrón, un cortocircuito.
En el silencio místico y contemplativo, par de exrectores.
El maestro de maestros, Salvador Carmona Valencia, y el contador Carlos Aguirre, impuesto por el góber precioso, Agustín Silvestre Acosta Lagunes en la rectoría de la UV.

2 (Los demonios interiores)

Sólo un sociólogo, un sicólogo, un siquiatra, quizá el confesor católico del rector de la UV podría dictaminar si Martín Aguilar habla con toda la honestidad del cielo y el infierno sobre el futuro, a su sombra, de la máxima casa de estudios.
El viejito del barrio advertiría que “la víbora del poder ya le picó”.
Y como el poder público causa mayor adicción que el alcohol, la droga, el fentanilo y el sexo, se ignora si entre su intentona por repetir y el ideal puro exista una distancia kilométrica.
En el palenque académico, la experiencia, el fogueo y las mañas de Martín Aguilar ante la experiencia, el fogueo y las mañas de Sara Ladrón, Raúl Arias y Víctor Arredondo.
Y Jorge Manzo Denes, el aspirante y suspirante más fuerte.
Y los profes que por ahora han suscrito la carta oficializada convocando a Martín Aguilar a frenar sus demonios interiores.
Claro, claro, claro, está probado y comprobado que “en la lucha por el poder… ni un paso atrás”.
Obsesionado con el poder presidencial, Plutarco Elías Calles ordenó asesinar en Topilejo a cien seguidores del filósofo, político y escritor, José Vasconcelos Calderón, destapado y jugando como candidato independiente.
Victoriano Huerta detuvo a su examigo, Francisco I. Madero, y al vicepresidente José María Pino Suárez, y en las goteras de la Ciudad de México los sicarios los mataron por la espalda y asestaron el tiro de gracia.
El poder político, ya se sabe, es una droga más intensa y volcánica que el sexo con una mujer prohibida, imaginativa, apetitosa y jugosa.

3 (La fuerza de la razón)

En todo caso, hora de que el sociólogo Martín Aguilar demuestre con argumentos la pureza de sus ideales de libertad y dignidad.
Y en vez de apretar su Magnum contra parte de la comunidad académica recurra al diálogo y el convencimiento a partir de la razón.

4 (Calidad educativa de la U.V.)

Por encima de todo, en la UV como en el resto de casas de educación superior está enseñar y predicar con el ejemplo el ejercicio de la libertad y la dignidad humana.
De entrada, la punta del iceberg de la libertad está en Martín Aguilar.
El sociólogo estudioso de los movimientos sociales en Veracruz, siempre atrás de la libertad.
Y la libertad pasa, entre otros hechos, por la calidad educativa en la UV.
El nombre y el prestigio de la UV para encumbrarla en los primeros espacios del ranking nacional.
Los egresados necesitan, por ejemplo, migrar de Veracruz a otras entidades federativas y al extranjero para tener un trabajo digno.
Simplemente, digno, luego de cargar la maleta escolar al hombro durante veinte años desgastándose la espalda en el salón de clase.
La UV, hoy, desligada del desarrollo económico y social de cada región geográfica del Estado jarocho, una entidad más grande que varias naciones de América Central como, por ejemplo, Guatemala, El Salvador y Honduras. (lv)