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Escenarios
Miércoles 04 junio, 2025

Fantasmas en el pueblo

**El anacoreta de la cueva
**El Chupacabras
**La Llorona

UNO. Pesadillas en el pueblo

Durante muchos años, en el pueblo se vivió en las noches y madrugada una pesadilla. De casa en casa la versión de seres fantasmales perturbando la existencia.

Incluso, “el miedo al miedo” (León Felipe) a brujos, chamanes y animales diabólicos que, caray, nadie pudo mirar jamás.
La historia del terror y el pánico inició con “La llorona”. La mujer que a orilla del río Jamapa hacia medianoche buscaba los cadáveres de sus hijos ahogados en una plaza.
Y ahogados, vaya, con la desidia de la madre. La madre ocupada en tareas con malas amistades.

DOS. El anacoreta de la cueva de Tía Chana

En momento estelar “La llorona” fue relevada por el anacoreta de la cueva de Tía Chana, allí donde según la versión de Adán Pérez Utrera al historiador Enrique González Pedrero, se escondiera Antonio López de Santa Anna, tres veces gobernador de Veracruz y once ocasiones presidente de la república, y huyendo de enemigos históricos.
El anacoreta de la cueva de Tía Chana solía bajar de la montaña en la noche y/o en la madrugada y vestido con un taparrabo y huaraches, la barba crecida, ojos desorbitados, caminaba de norte a sur y de este a oeste en las calles.
Y sembrando y multiplicando el terror.
Hablaba solo. Gesticulaba solo. Ademaneaba solo. Solo se reía. Quizá de sí mismo.
Y con la cara de loco multiplicaba el terror hasta en los adultos y nadie se le acercaba.

TRES. Aparece El Chupacabras

Entonces, le hizo competencia el famoso “Chupacabras”. El animalito mezcla de hiena y tlacuache que solía matar a los becerritos y las vacas y los borreguitos y los cerdos y los gallos y gallinas y se los tragaba cuando estaban en los estertores de la muerte.
Incluso, los hombres del pueblo formaron brigadas en su búsqueda, pero siempre escapó.
En todo caso, ninguno lo enfrentó con valentía porque “el miedo no anda en burro”.

CUATRO. Llegaron los malandros

Cosas y hechos maravillosos de la vida cotidiana: Tanto el anacoreta de la cueva de la Tía Chana y el Chupacabras volaron, nunca al cielo como Remedios la bella en la literatura de Gabriel García Márquez, sino al infierno, cuando aparecieron los malandros.
Los carteles. Los sicarios. Los pistoleros. Los malosos.
Fue cuando en el pueblo se establecieron con casas de vigilancia para esconder a las personas secuestradas y desaparecidas y en tanto las familias pagaban el rescate con dinerito en efectivo.
Y es que el pueblo, Soledad de Doblado, está comunicado con montón de municipios para salir huyendo lo más pronto posible y perderse en los vericuetos de los caminos.

CINCO. Cadáveres en las bancas del parque

Tarde/noche advino cuando los malos empezaron a tirar cadáveres de desconocidos en el parque del pueblo y/o de plano los dejaban sentados en las bancas.
Y cuando las señoras pasaban por ahí en la madrugada camino al molino de nixtamal con su latita de maíz para molerse y echar las tortillitas a mano se llenaban de terror.
Y de mucho, muchísimo miedo porque nunca antes los cadáveres en las calles.
Con todo y que la mayoría eran cadáveres de personas desconocidas.
En resumidas cuentas, desde hace varios años nunca en el pueblo los ciudadanos han tenido espacio y tiempo para aburrirse. (lv)


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