Dignidad femenina
**Mujeres ejemplares
**Servir a los demás
UNO. Gran dignidad femenina
Hay mujeres que alientan más esperanzas para mejorar y enaltecer la calidad de vida de la población que los hombres.
Son mujeres, cierto, en la administración pública. Pero más, en la vida activista.
En la solidaridad humana.
En la generosidad con los desposeídos. Los pobres. Los jodidos. La gente en la miseria.
Y la gente reclamando justicia y que pareciera, mucho, demasiado, excesivo pedir a la autoridad.
Mujeres despojadas del egoísmo, la intriga, la envidia y la cizaña.
Y apostando a un bello hermoso día. El día de la dignidad humana. El día de la libertad.
Y, claro, creyendo en la utopía social.
DOS. Buscar a los suyos
Por ejemplo, las mujeres integrantes de los 36 (treinta y seis) Colectivos de Veracruz.
Madres de familia con un hijo y/o un pariente secuestrado y desaparecido y a quienes siguen buscando con intensidad volcánica.
Y llenas de fe y esperanza para encontrarlos vivos.
Las mujeres activistas sociales. Con fundaciones y organizaciones solidarias con los demás, la mayoría poblacional en la miseria, la pobreza, la jodidez, el desempleo, el subempleo, los salarios pichurrientos y la migración a Estados Unidos como única posibilidad para tener un empleo digno y cubierto con salario justo.
TRES. Exponer la vida
Las mujeres que desde la academia en universidad pública (por lo general, la Universidad Veracruzana) y universidad privada se han convertido en la conciencia social.
Con todo y abanderando causas populares y ser desoídas por la autoridad y hasta desdeñadas y menospreciadas por incómodas.
Piedrotas en el zapato de las tribus políticas encaramadas en el poder sexenal.
Mujeres ondeando la bandera en contra del machismo.
Y lo más duro y rudo, en contra del abuso, el exceso y el ultraje sexual.
Incluso, hasta con depredadores sexuales por sistema.
Y, claro, arriesgando y exponiendo la vida.
CUATRO. Las Patronas Migrantes
Ay, las grandes mujeres de “Las Patronas” en Amatlán de los Reyes, en el centro del estado jarocho.
Desde hace más de veinte años, todas ellas, encabezadas por la familia Romero, todas mujeres, obsequiando despensas, itacates, a los migrantes de América Central (Honduras, Guatemala, El Salvador) a su paso por el pueblo trepados en el lomo de “La bestia”, el ferrocarril de carga.
Y “Las Patronas” reclutando la ayuda social del pueblo y de los vecinos de la comarca solidarios con ellas para abastecer de los productos básicos.
Y desde luego, sin recibir ningún pago a cambio.
La solidaridad humana en su más alto decibel.
Un hecho insólito en la historia de Veracruz y del país, pues (hasta donde se sabe si bien se sabe) en ninguna otra latitud geográfica el modelo social se reproduce.
CINCO. Sostener viva la esperanza
Hay también mujeres en grupos artísticos para el fomento del arte, la cultura, la pintura, el dibujo, la escultura y los bailables regionales de cada región de Veracruz.
Algunas están integradas en las llamadas Casas de Cultura de la secretaría desde que la doctora Ida Rodríguez Prampolini fue la primera directora del Instituto Veracruzano de Cultura, IVEC, en el periodo gubernamental del capitán Fernando Gutiérrez Barrios.
Todas ellas mantienen la fe y la esperanza colectiva en un mundo mejor. (lv)