Claro, claro, claro, es lógico y normal.
Pero, en todo caso, de igual modo bien podría darse cuando los políticos se atragantan hablando de democracia.

PASAMANOS: Todos los seres humanos tenemos intereses superiores que cuidar.
En el caso de los políticos por lo general gravitan alrededor, primero, de los padrinos y madrinas para amarrar la candidatura.
Segundo, los padrinos y las madrinas para posibilitar el triunfo en las urnas.
Tercero, los padrinos y las madrinas financiando con recursos las campañas.
Cuarto, y subvencionando las campañas “por debajo de la mesa”, en las cañerías como, por ejemplo, lo demostró el hombre más rico del mundo, el africano Elon Musk, con la campaña presidencial en Estados Unidos de Donald Trump.
Está probado y comprobado:
Ningún magnate actúa como alma de la caridad ni tampoco como la madre Teresa de Calcuta.
Siempre, siempre, siempre, con un objetivo utilitario.

CORREDORES: De entrada, son los intereses económicos en juego.
Si el candidato a presidente municipal amarra la silla embrujada del palacio en las urnas, entonces, a las madrinas y los padrinos les irá “de maravilla para arriba”.
Cuatro años en el poder total y absoluto.
“Ordeñando la vaca y metiendo las manos al cajón”.
Obra pública por Dedazo.
Empresas fantasmas en el paso con paso.
Nadie da huarache en vano…

BALCONES: A un ladito, aparejados incluso, los intereses sociales.
Los amigos. Los socios. Los aliados. Los cómplices en los negocios, digamos, lícitos e ilícitos.
Incluso, vaya, hasta la integración de una compañía constructora para hacerse cargo de la obra pública.
Y hasta para vender al Ayuntamiento en turno el papel y el jabón de baño y los cuadernos y lápices y lapiceros.
Además, de los grandes intereses familiares.
El poder económico y social para la pareja y los hijos y los hermanos y los tíos y los primos y hasta los abuelos.
Y de ñapa, y como “cereza del pastel”, tarjetas de crédito y cargos públicos para la Barbie del momento.

PASILLOS: Gran ejercicio democrático seria, por ejemplo, que los doscientos doce candidatos a presidentes municipales…
Y los 212 candidatos a síndicos…
Y los más de mil quinientos candidatos a regidores… declararan, además de su lista patrimonial (y como lo establece la ley) los intereses políticos, económicos y sociales atrás de su, digamos, legítima aspiración de gobernar cada demarcación.
En todo caso, la develaran hasta en una rueda de prensa con sus tuiteros y blogueros de cabecera y medios aliados.
Más allá del salario mensual de cada alcalde y su gabinete legal y ampliado siempre están los intereses personales de todos ellos.
Y por lo general, un estercolero. (lv)