Hoy, las campañas
**Alcaldías en puerta
**Vivir de la esperanza
ESCALERAS: Hoy iniciarán las campañas de los 212 (doscientos) doce candidatos a presidentes municipales de Veracruz.
Y de los 212 candidatos a síndicos.
Y de los más de mil candidatos a regidores.
Y de los cientos, miles, de aspirantes a ocupar un cargo público en cada Ayuntamiento durante los próximos cuatro años.
Secretarios. Directores de Obra Pública. Tesoreros. Y comandante policiaco.
En el otro extremo del ring, seis de cada diez habitantes del Estado jarocho en la miseria, la pobreza, la jodidez, el desempleo, el subempleo, los salarios pichurrientos y la migración a Estados Unidos (Veracruz, primer lugar nacional).
La inseguridad, la incertidumbre, la zozobra y la impunidad.
La baja calidad educativa. La peor calidad de salud pública. Y el cero desarrollo humano.
Los peores males de la caja de Pandora. Los Círculos del Infierno.
PASAMANOS: En forma paralela, la fe y la esperanza en montón de ciudadanos participando en las campañas electorales para ver si los ganaderos les dan por ahí una oportunidad laboral.
Desde secretarias y escoltas hasta porteros. Y mandaderos. Y espías.
Una placita sindical en el Ayuntamiento. Una asesoría. “Una aviaduría”. Una obrita de infraestructura.
Ya se sabe, únicamente con la esperanza el ser humano podrá, podría, alcanzar la plenitud en su vida.
CORREDORES: El resultado social es atroz y demoledor.
Por ejemplo, un Veracruz pródigo en recursos naturales, pero habitado por gente jodida. Muy jodida.
Un millón de indígenas en las ocho regiones étnicas.
Huayacocotla, Chicontepec, Otontepec, Papantla, Zongolica y Soteapan.
Y los valles de Santa Martha y Uxpanapa.
Dos millones de campesinos.
Tres millones de obreros.
Una estadística de la miseria, el último grado de la dignidad humana, y de la pobreza.
Y lo peor entre lo peor: una generación política llega cada cuatro años a los Ayuntamientos, ejercen el poder, balconean esperanzas, inflaman la fe social y se van y la vida sigue igual o peor.
Y más desventurada que nunca porque los ciudadanos quedan desencantados y frustrados.
BALCONES: Por eso, acariciar esperanzas con las tribus políticas y partidistas equivale a un suicidio.
Suicidio personal. Suicidio familiar. Y suicidio colectivo.
Bastaría resumir el Veracruz de hoy.
Campeón nacional en feminicidios, secuestros, desaparecidos, extorsiones y fosas clandestinas.
Y campeón nacional (se insiste) con la migración a Estados Unidos dado el rotundo fracaso de la política económica para animar y reanimar la creación de empleos.
Y empleos dignos y pagados con justicia social. Y con las prestaciones económicas, médicas y sociales establecidas en la Ley Federal del Trabajo.
PASILLOS: Por encima de todo, la frase bíblica de aquel presidente municipal priista de Veracruz:
“Dejé de ser alcalde y dejé de ser pobre”.
Y cínico como la política lo había convertido se echaba la carcajada batiente para el aplaudo de los amigos.
Y más, mucho más, continuaba pintorreándose, sintiéndose idolatrado.
Entonces, y ni hablar, allá quienes crean en los candidatos a alcaldes, síndicos y regidores.
De ellos, reza la Biblia, “será el reino de los cielos”.
¡Hosanna, hosanna! (lv)