Medios satanizados
**Y por políticos
**Y toda la vida...
ESCALERAS: Toda la vida (hasta donde se recuerda si bien ayudan las neuronas), los políticos han satanizado y condenado a los trabajadores de la información.
Mal fario, cortocircuito, profecía bíblica, “maldición gitana”, las tribus políticas miran a los reporteros “como un mal necesario”.
Y en respuesta, los llaman pillos, ladrones, corruptos. ¡Corruptazos! exclamaría eufórico Andrés Manuel López Obrador.
Claro, y en contraparte, la mayoría de los políticos (así sean pillos) “dándose golpes de pecho” y declarándose ángeles de la guarda.
PASAMANOS: El último caso en Veracruz se ha dado el fin de semana en Tatahuicapan.
Allí donde el presidente municipal, Eusebio González Hernández, sueña con imponer a su hijito Vladimir como candidato sucesor.
Allí donde el alcalde está acusado de presunto daño patrimonial por casi tres millones de pesos.
Y allí donde el señor don Eusebio González llamó “chismosa” a la periodista Maricarmen Alcalá Rosas por ocuparse de sus cositas y hechos públicos.
“Chismosos y corrientes” son los reporteros dijo el señor presidente municipal.
Por cierto, una encuesta de Latinobarómetro especifica que los políticos, los policías y los reporteros estamos en el sótano de la confianza ciudadana.
Y en el sótano por la fama pública de pillos, ladrones, rateros, deshonestos, ordeñadores de la vaca presupuestal y expertos en meter las manos al cajón.
CORREDORES: La colega interpuso querella en la llamada Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas, CEAPP, la dependencia gubernamental para estos casos.
Más, considerando que al momento en Veracruz dos reporteros (del norte del Estado) han sido secuestrados y desaparecidos, y uno más, con un atentado a su patrimonio prendiendo fuego a su unidad móvil.
Además, “la cruda verdad” con el proverbio popular: “Pueblo chico, infierno grande”.
BALCONES: De acuerdo con el sociólogo y el sicólogo, los políticos tienen frágil la piel.
Más, cuando “sus trapitos son tendidos” en el patio público.
Y más, cuando las cosas y los hechos son ciertos.
Encaramados en el peldaño más alto del poder ellos desean una prensa dócil y sumisa, color de rosa.
Incluso, y como en el caso de la tribu Morenaca, convencidos de que la prensa ha de estar a sus órdenes.
“Tendida a sus pisos”.
Arrojando incienso al paso de cada uno.
Ahora sí, como escribiera el poeta churrigueresco (porque así eran los tiempos), Amado Nervo de que “a la mujer nadie ha de tocarla ni con el pétalo de una rosa”.
PASILLOS: Y, bueno, en la viña del Señor hay de todo.
Por ejemplo, medios y periodistas sumisos. Pero también, insumisos.
Medios y reporteros redescubriendo montón de virtudes, cualidades y atributos en los jefes políticos. Y al mismo tiempo, otros quieren se detienen más, mucho más, en las partes negras, oscuras y grisáceas.
En todo caso, lo ideal es tanto en políticos como en los medios, y como dijera (ajá) la CEAPP, “el compromiso ético en la vida personal (por ejemplo, nada de infidelidades y segundos frentes) y en la vida pública”. (lv)