Un infierno llamado Veracruz
1 (Ahora, primer lugar nacional con extranjeros desaparecidos)
Cada año, los Colectivos de Veracruz, integrados con padres con hijos y parientes secuestrados y desaparecidos, van a la playa.
Pero en ningún momento para zambullirse en el Golfo de México y celebrar a Jesucristo en la arena.
Ellas se organizan para vender tamales, tacos, pambazos, tortas y aguas.
Y camisetas.
Y organizar rifas.
Y colectas.
El objetivo, reunir fondos para seguir buscando a los suyos, entre otros hechos y cositas, revoloteando la tierra atrás de fosas clandestinas.
En estos días están en las plazas de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río.
Y lo hacen en un momento estelar cuando Veracruz está puesto en el ranking nacional de extranjeros desaparecidos.
Además, claro, de los más de siete mil cuatrocientos desaparecidos desde el sexenio de Javier Duarte de Ochoa a la fecha.
Y desaparición forzada.
Por lo pronto, el Registro Nacional de Personas Desaparecidas ubica al Estado jarocho en el palenque público de la desventura.
En Veracruz, 63 (sesenta y tres) extranjeros desaparecidos.
El Estado de Sonora, en segundo lugar, con 29 (veintinueve).
Chihuahua, en tercer lugar, con 28.
Puebla y Coahuila, en cuarto lugar, con 23 cada uno.
Quintana Roo, en quinto lugar, con 22.
La Ciudad de México, en sexto lugar, con 20.
Chiapas, con 19.
Tamaulipas, 17.
Y Michoacán, trece.
La mayoría de extranjeros han desaparecidos en el país, y por añadidura en Veracruz, a partir del año 2021.
Es decir, en el tercer año de gobierno del Rey de la Salsa y el Danzón, Cuitláhuac García Jiménez, ungido funcionario del gabinete ampliado de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
La mayoría de extranjeros desaparecidos en Veracruz y el resto del país, hondureños, colombianos, norteamericanos, guatemaltecos, venezolanos, nicaragüenses, cubanos y ecuatorianos.
Veracruz, en el descrédito nacional y en el primer lugar.
Era Cuitláhuac.
Lo dice el reporte oficial.
Nada de cuestiones ideológicas ni partidistas.
Los hechos… como son.
Duros y rudos.
Nadie, claro, inculpa a Cuitláhuac de la autoría intelectual o física.
Pero como sucedió en su tiempo de gobernador, capitán del barco es el único y máximo responsable de los hechos.
Sea pecado de omisión.
Sea incapacidad oficial.
Sea desdén o menosprecio por la vida.
Sea atropello a los derechos humanos, que fue permitido y tolerado.
Quizá, quizá, quizá, auspiciado cuando la incapacidad y la ineficacia y la ineficiencia se atravesaron.
Sea desinterés por la administración pública.
Sea porque aplicó el principio francés de “dejar hacer y dejar pasar”.
Sea porque nunca el asunto estuvo en su radar.
Sea porque lo prioritario durante aquellos seis años siempre fueron la salsa y el danzón.
Y la milonga.
Y “darse golpes de pecho” como Poncio Pilatos y Nerón “curándose en salud”.
2 (Vaya famita de Veracruz)
El caso de los desaparecidos en México (más de ciento veinte mil) ha llegado a la ONU, Organización de las Naciones Unidas.
Y se ocupan.
Antes, mucho antes, una señora con cuatro hijos desaparecidos, dos de ellos en Veracruz, llegó a Roma y en el Vaticano pudo entregar los archivos al Sumo Pontífice, Francisco Primero.
Y clamar su intervención.
Veracruz, en los primeros cinco lugares nacionales con desaparecidos.
Y en los primeros lugares nacionales con desaparición forzada.
En los primeros dos meses de la era Nahle, doscientos desaparecidos de acuerdo con los Colectivos, integrados con madres y padres con hijos secuestrados y desaparecidos.
En un Veracruz campeón nacional en feminicidios, secuestros, extorsiones y fosas clandestinas.
Desde Javier Duarte, aseguraba el sacerdote José Alejandro Solalinde Guerra, Veracruz es un fosario.
En su caso se refería, además, a los migrantes desaparecidos en su paso por el Estado jarocho, el más peligroso del país para los ilegales de América Central con Honduras, Nicaragua, Guatemala y El Salvador.
¡Vaya fama de Veracruz!
¡Veracruz (ya se sabe) “está de moda y hasta en Europa”!
3 (Veracruz rebasó al resto de la nación)
Una circunstancia resulta insólita:
Veracruz escalando al primer lugar nacional en secuestros, desaparecidos (desaparición forzada), asesinatos, feminicidios y fosas clandestinas.
Y “remontando el vuelo” por encima del resto de las treinta y una entidades federativas de la nación.
Más allá, por ejemplo, de estado violentos por naturaleza como Chihuahua, Tamaulipas, Sinaloa, Guerrero y Guanajuato.
Todos ellos, más otros, estados incendiados e incendiarios.
Se ignora si los responsables sean los carteles descubriendo aquí tierra fértil.
Se ignora si las tribus políticas sean culpables.
Y/o las corporaciones policiacas.
Pero Veracruz, en el infierno.
El colmo inusitado: mil narco cámaras instaladas en pueblos y ciudades.
Mil niños huérfanos de madres feminizadas.
La desaparición de una persona (hijos, hermanos, padres, primos, tíos, etecé) y de extranjeros, la más dura y ruda realidad.
La degradación, pues. (lv)