La vida irrespirable
1 (La violencia... sin control, deschavetada)
La vida en Veracruz (y desde hace ratito) está irrespirable. Los feminicidios día y noche. Cada quincena. Cada mes. De hecho y derecho, igual, igualito que la delincuencia organizada. Lo único que en el Estado jarocho crece imparable son los carteles y los cartelitos. Y el asesinato de mujeres.
El fin de semana, por ejemplo.
El sábado, en Martínez de la Torre, apareció asesinada la ejecutiva del banco Santander, Ana Angélica Callejas Hernández.
Treinta años. Desaparecida un día antes, el 14 de marzo.
El cadáver fue descubierto por unos jornaleros el sábado hacia las 5 de la madrugada.
Que a un lado, una narco/cartulina.
Y en Cosoleacaque, otro feminicidio.
En un auto/hotel, una enfermera hallada sin vida.
Y hacia la una de la madrugada.
Se llamaba Mitzi. Mitzi N.
Llegó acompañada de un hombre. Al ratito, el hombre salió del Auto Hotel. Y dejó el cadáver.
Tenía 29 (veintinueve) años y vivía en Jáltipan.
De postre, las peleas callejeras y de mujeres estudiantes en la ciudad jarocha.
En la colonia Infonavit Lomas de Río Medio.
La última, agarrón de tres adolescentes. Las tres, alumnas de la Escuela Secundaria Técnica 136.
En el norte de la ciudad.
Las tres, en fenomenal madriza en la calle.
El cuerpo directivo de la Secundaria Técnica y los maestros, en actitud contemplativa.
Cada mes, dicen los vecinos, más y más y más trifulcas.
Y de mujeres.
Mujeres contra mujeres.
El sicólogo y el terapeuta familiar refieren que así, igual, igualito, se empieza en el mundo delictivo.
Al ratito, matándose entre sí.
La bilirrubina. La tensión cardiaca. El fósforo bitacal.
Por eso, y de pronto, caray, hasta mujeres narcas.
En fin, y en tanto, descarrilado el tsunami feminicida. Fuera de control. En la mesa de los sacrificios. Y en el palenque.
Bien anunciaron en la Feria del Libro en el Palacio de Minería los escritores Carlos Fuentes Macías y Gabriel García Márquez, ambos fallecidos:
Dejarían de escribir novelas y cuentos porque la realidad real es mucho más interesante que la ficción.
Incluso, y hasta rebasada la imaginación literaria, como los casos de las fosas clandestinas.
“Colinas de Santa Fe” en Veracruz y Teuchitlán en Jalisco.
2 (Muchas protestas y cero resultados)
Muchos, demasiados, excesivos feminicidios en los cuatro puntos cardinales de Veracruz.
Por más y más plantones de familiares integrados en los 46 (cuarenta y seis) Colectivos.
Y por más y más y más protestas en ciudades y pueblos.
Y más exposiciones fotográficas.
Y más Árboles Navideños con las fotos de los secuestrados y desaparecidos.
Y los más de mil niños huérfanos de madre.
Y “los golpes de pecho” de la autoridad.
Nada, nadie (por ahora) ha podido frenar el oleaje feminicida.
Ahora, cuando los Colectivos remueven la tierra buscando fosas, la autoridad ideó que sean acompañadas por algunas dependencias, digamos, “para tapar el ojo al macho”.
“Si tú puedes con el enemigo únete a él”.
El feminicidio, rebasando la capacidad gubernamental para garantizar la vida de la población femenina.
Veracruz, caray, campeón nacional en feminicidios.
Segundo lugar (en el último recuento) en fosas clandestinas.
Quinto lugar nacional en feminicidios.
Simplemente, el Veracruz turbulento y huracanado que se vive y padece (sobre todo las mujeres) desde el primer mes del sexenio de Cuitláhuac García Jiménez cuando en los límites de Isla y Rodríguez Clara fuera emboscada y asesinada una migrante originaria de Guatemala.
Y feminicidio, claro, en la total y completa impunidad.
Se insiste: al momento (6 años y cuatro meses después) más de mil niños huérfanos de madre.
3 (“Aquí nada pasa”)
Ningún impacto social ni policiaco causan las protestas y la indignación crónica de las mujeres feminizadas en el aparato oficial.
De nada sirve la indignación crónica clamando y reclamando justicia.
De nada sirve, por ejemplo (y discúlpese) visibilizar los feminicidios cuando los feminicidios siguen germinando en la tierra fértil llamada Veracruz.
Posdatita: Terror y pánico en Veracruz. Y por todos lados. El Estado jarocho, un polvorín. La fiesta de las balas. El festín de la muerte.
En Córdoba y Orizaba, la noche del sábado y la madrugada de ayer domingo, ataques armados.
En Córdoba, los malandros se metieron a una cancha de pádel y mataron a un padre y empresario y a su hijo estudiante en la Universidad de Texas.
En Fortín, los malosos rafaguearon una vivienda en la colonia Adalberto Díaz Jácome. El padre, asesinado. El hijo, trasladado al hospital.
Aquí, donde “la inseguridad ha bajado muchísimo”.
Aquí, donde “en materia de seguridad vamos bien, muy bien”.
Aquí, donde si hay violencia “son hechos aislados” como dice la señora.
Y desde luego, ¡bienaventurados quienes crean en su palabra!
De ellos será “el reino de los cielos”. (lv)