Teuchitlán: el exterminio que abre heridas en Veracruz…
*Colectivos de Desaparecidos de Xalapa se unen al Luto Nacional por Teuchitlán, Jalisco; le recuerdan Sheinbaum y a Rocío Nahle que siguen esperando justicia por fosas clandestinas de Veracruz
*Exigen justicia por el padre buscador, Magdaleno Pérez, quien murió luego de una brutal golpiza “con tubos de acero” a manos de policías estatales de Poza Rica
*Familiares de víctimas de la violencia portaban cartulinas con la leyenda: 120 mil desaparecidos, aunque Sheinbaum diga que “no son tantas” y que hay exageraciones
*”Yo sólo quiero decirle señora Rocío Nahle que lo único que nos sostiene de pie son las oraciones, el pensar que ha pasado un día más en que no tenemos pistas de nuestro hermano o hijo/NOÉ ZAVALETA
Es como un bazar de la ignominia. Hay ropa tendida en el suelo viendo hacía el Palacio de Gobierno de Xalapa: Zapatillas naranja de tacón alto. Una playera amarilla del Borussia Dormund del año 2015 “doblada” con la curía de una madre abnegada, junto a unos tenis Puma ya gastados; un cinturón tipo vaquero color café claro; una chamarra femenina negra de cuero y una camisa de mezclilla con botones negros; unos tenis Charly y unas botas mineras con huellas de cemento blanco ya fraguado por completo… Hay otra treintena de prendas más. Todas ellas son objetos que pertenecen a una desaparecida, a un desaparecido veracruzano.
Ninguno de ellos está siendo buscado. Por eso es el bazar de la ignominia. Un tendido público para exhibir la afrenta pública que están padeciendo ocho mil familias veracruzanas en las distintas regiones, porque se quejan que en los tres niveles de gobierno no están buscando a los 120 mil desaparecidos de todo el país y por ende a los más de ocho mil veracruzanos de un estado -que al menos en el discurso oficial- dice que se quiere “poner de moda”.
Sábado por la tarde. El sol pegando a pleno en la Plaza “Regina Martínez” en Xalapa. En el Palacio de Gobierno hay puente largo. Ni un solo secretario de despacho se asoma por los amplios balcones del colosal inmueble del Siglo XIX. El último maestro albañil que continúa repellando y dando los últimos toques al repintando del inmueble que habrá de lucir en tonos cremas y blancos se retiró a la una de la tarde.
Así que, en el Gobierno Estatal, lo clásico, lo de siempre: nadie escucha a los familiares de desaparecidos. No los escuchó Javier Duarte, la indiferencia de Miguel Ángel Yunes, el desdén de Cuitláhuac García y hoy el poco tacto humano de Rocío Nahle. Como dicen Los Cadetes de Linares en una canción: “Aquí todo sigue igual. Aquí no hay novedad”.
“Estamos aquí en luto nacional y en solidaridad por lo ocurrido en Teuchitlán, por lo que están pasando cientos de familias en Jalisco… es desgarrador lo que está pasando ahí. lo que sufrieron tantas personas inocentes… pero también para recordar que lo de Teuchitlán también lo hemos vivido nosotros en Colinas de Santa Fe; en Úrsulo Galván; en Arbolillo, Alvarado; en Tihuatlán… en tantas fosas que hay y que se siguen encontrando en Veracruz”, exponen a micrófono abierto las madres de desaparecidos en Veracruz.
Ahí están las mamás de Arturo López Hernández (desaparecido el 26 de julio del 2008), la de Daniel Dorantes Cancela (24 de julio del 2012), la de Guillermo Muñoz Roa (16 de noviembre del 2011), la de Sandra Giraldi Hernández (14 de septiembre del 2012), la de Lizbeth Yesis Amores (27 de noviembre del 2011), la de Yuneri Citlally Hernández Delgadillo (28 de noviembre del 2011), la de Argenis Yosimar Pensado Barrera y de Antonio Viveros Ladrón de Guevara (ambos desaparecidos el 15 de marzo del 2014).
Todas ellas traen prendas sin lavar de sus hijos e hijas desaparecidos (sin lavar, porque algún zapato, alguna camisa aún guarda el tenue olor del hijo ausente). Las tienden en el suelo, les colocan una veladora, las encienden. Es un acto psicológico y emocional muy fuerte de defensa a la memoria sí, pero también de exigencia a la justicia. Una justicia indiferente, ausente, tan burocrática, tan política, tan de “mecha corta”.
Alguien repite mucho por ahí que hoy es #TiempodeMujeres, y así parece, del medio centenar de protestantes. El 80 por ciento son personas del sexo femenino: madres, hermanas e hijas de desaparecidos. Los pocos hombres ahí presentes son integrantes de la prensa, el exalcalde de Xalapa y académico, Hipólito Rodríguez, y un rapero urbano que al cantar le pide a los fotógrafos que sus cámaras no se vayan a quedar “ciegas”… que sigan siendo libres y visibilicen esta tragedia.
Una crisis humanitaria que hoy se minimiza desde Palacio Nacional, “no son tantas desapariciones” y cuyo discurso se replica al calce y de forma bíblica en cada Palacio de Gobierno estatal de cada rincón del país.
Las madres de desaparecidos van tomando la palabra, a ratos en el megáfono, a ratos en el micrófono, apelan a que al igual que en Jalisco en Veracruz, y en varias partes del país, varios de sus hijos fueron engañados por “falsas ofertas de trabajo” y reclutados forzadamente por el crimen organizado.
“¿Habrá justicia? ¿Habrá castigo a quienes cometieron estos actos atroces?... Dejamos estas preguntas en el aire, sabiendo que predomina la simulación en los tres órganos de gobierno”.
Victoria Delgadillo, madre de la joven desaparecida Yuneri Citlally Hernández Delgadillo, pide justicia para el buscador Magdaleno Pérez, fallecido hace cuatro días en Papantla, Veracruz, asesinado a manos de policías estatales de Poza Rica: “Su único pecado… Su único delito de él fue seguir buscando a su hija”.
Desde noviembre del 2019, Magdaleno se convirtió en buscador tras la desaparición de Diana Paloma Pérez Vargas, de 16 años de edad, y de quien se perdió la pista cuando se dirigía al colegio bachillerato número 78 en Poza Rica Veracruz.
“Maleno”, cómo le decían sus amigos, tenía una búsqueda de campo a la cual no llegó. El día diez, sin explicación alguna fue detenido por policías estatales quienes lo golpearon en espalda y cabeza con un tubo de acero. Una vez liberado alcanzó a llegar a su casa en Tres Cruces, en Papantla, de donde ya no se levantó. Alcanzó a narrar a sus familiares cómo fue torturado. Hasta ahora ni el Gobierno del Estado ni la Secretaría de Seguridad Pública han dicho una palabra.
El alcalde de Poza Rica y excompañero de equipo de béisbol del expresidente, Andrés Manuel López Obrador, Fernando Remes Garza, le comentó a su “prensa aliada” que abriría -dijo- una investigación interna con la Contraloría Municipal para “saber qué paso”.
El acto de protesta y el luto nacional continúa. Familiares, hermanos, amigos de víctimas de desapariciones portaban cartulinas blancas con la leyenda: 120 mil desaparecidos para recordarle a la presidenta Claudia Sheinbaum que la cifra oficial rebasa ese número, aunque ella en la Mañanera del Pueblo diga que “no son tantas” y que hay exageraciones de los “comentócratas”.
Hay mucha nostalgia en el ambiente. Mañana domingo 16 de marzo se cumplen en Xalapa once años de la desaparición de Argenis Yosimar Pensado Barrera y de Antonio Viveros Ladrón de Guevara, jóvenes desaparecidos en el sexenio duartista, un domingo por la mañana en donde ese día se reportaron varias balaceras entre células criminales y fuerzas armadas federales. Ambas madres siguen esperando tener una pista de sus hijos. El sagrado derecho de saber qué paso con ellos.
La marcha por el luto nacional casi concluye. Una señora más toma el micrófono, un tanto nerviosa, suelta algunos comentarios de solidaridad con las madres de Teuchitlán, Jalisco, pero también aprovecha para mandarle un “mensajito” a las autoridades locales: “Yo sólo quiero decirle señora, Rocío Nahle, que lo único que nos sostiene de pie son las oraciones. El pensar que ha pasado un día más en que no tenemos pista de nuestro hermano, de nuestro hijo, es lo único que nos da ánimo para levantarnos al día siguiente”.