“Sin sexo no existe nada”
**Un libro, mejor amante
**La vida según dos artistas
UNO. Entre amantes te veas
En el último tramo de la vida, digamos (y ojalá tuvieran vida eterna) una escritora y una pintora definen la plenitud sexual, a tono, digamos, con Sigmund Freud cuando aseguraba que “el sexo mueve el mundo”.
La pintora Leonora Carrington, un tiempo fue pareja del cronista y telegrafista de Pancho Villa, Renato Leduc, decía que “sin el sexo… no existe nada”.
Y muchos años después y con más de una treintena de libros publicados, la escritora Elena Poniatowska ha llegado a la siguiente conclusión filosófica:
“El mejor amante… es un libro”.
DOS. Sexo de calidad y con calidad
En el caso de la pintora, el sexo visto, quizá, quizá, quizá, desde el ángulo físico. El ángulo carnal. La comunión de las dos almas en dos cuerpos cohabitando.
Y lo más importante, redescubriéndose en cada encuentro íntimo que son, como expresa el viejito del barrio, “el uno para el otro”.
Y como afirmaba el periodista José Murillo Tejeda, “embonaron”.
La vida irradiaba y multiplicada a partir de un buen sexo. Sexo de calidad y con calidad.
Además, con una sola pareja. Nada de andar como los colibríes, el pajarito más hermoso del reino animal, chupando el néctar de flor en flor.
Tú eres fiel. Y yo también. Y “a prueba de bomba”.
TRES. Un libro, el mejor amante
La escritora mirando el deseo, la pasión y el amor carnal de un amante desde un libro y/o como un libro.
Nada, pues, de sexo físico. A menos claro que la Poni (así la llamaba su homólogo Carlos Fuentes Macías) sea como los Lamas y los monjes y para quienes con la abstinencia sexual se alcanza la perfección humana.
El sexo para irradiar la inteligencia incandescente y pulir y volver a pulir el talento.
La abstinencia como estrategia para multiplicar la capacidad neurológica entregada a la lectura, el estudio, la escritura y la meditación.
Los místicos dirían que la abstinencia para acercarse al Ser Superior. Dios. Jesucristo. Jehová. Buda. Mahoma. Gandhi.
CUATRO. El sexo prohibido
La iglesia católica prohíbe el sexo para los ministros de Dios.
Prohibido en el Seminario. Prohibido en el sacerdocio. Prohibido entre los monjes. Y entre las monjas.
El camino al Ser Superior pasa por la purificación sexual.
Toda la energía íntima retransmitida al gran apostolado social.
Claro, con tantas camisas de fuerza curitas como Marcial Maciel (y ahora también uno de sus discípulos) en la pedofilia.
Maciel, por ejemplo, sodomizando a los chicos del Seminario.
Y por eso mismo, retirado de los hábitos religiosos por los Papas Benedicto XVI y Juan Pablo Segundo.
Y en vez de someterse a un juicio penal la indemnización millonaria del Vaticano a las víctimas y Maciel encerrado en un monasterio leyendo libro pues un libro, como proclama Elena Poniatowska, “es el mejor amante”.
CINCO. Emociones amatorias
Cuesta trabajo entender la filosofía íntima de Poniatowska con eso de que “un libro es el mejor amante”.
Quizá lo expresó porque el libro siempre está disponible a diferencia de los amantes que únicamente llegan de noche como cacarea una novela de la Poni.
Y/o porque un libro jamás emite un reproche, una queja, un dolor.
Acaso porque mucho antes de leerlo un escritor se la pasaba oliendo la frescura del papel.
Quizá porque un libro viejo atrae la humedad y los ácaros y suele contagiar al lector y si el lector padece asma está jodido y expuesto a la muerte como, digamos, le pasó al cronista y escritor Carlos Monsiváis Aceves.
Con todo, la Poni ha alcanzado la sublimidad erótica y percibe y siente y vibra con emociones amatorias con un libro. (lv)