Las últimas, esta semana, descubiertas por marinos en Las Choapas.
El sur de Veracruz.
Antes, la punta de la madeja con las narco/cámaras en Coatzacoalcos. MORENA.
Después, en Minatitlán. En manos de MORENA.
Luego, Poza Rica. MORENA.
Y de inmediato, Tuxpan. MORENA.
Entonces, brincaron al puerto de Veracruz y del Boca del Río. Panistas.
Y saltaron a Córdoba. MORENA.
Ahora, en Las Choapas.
¡Vaya el chamán y el oráculo a saber el número de municipios en el eje del mal, el tsunami de la delincuencia organizada!
Ok. Las están desmontando.
Pero… al mismo tiempo, gran pecado de omisión en que ha incurrido la autoridad, pues una cosita son hallar las narco/cámaras, y otra, mil, dos mil, tres mil años luz de distancia seguir la pista para detectar a los responsables y/o culpables.
En el caso, autoridades en funciones.
¿Qué hacían los presidentes municipales de tales demarcaciones?
¿Qué los comandantes de policía?
¿Qué el Regidor del ramo?
¿Qué la secretaría General de Gobierno?
¿Qué la secretaría de Seguridad Pública?
¿Qué la Fiscalía General?
¿Qué los diputados locales?
¿Qué la Guardia Nacional establecida desde el sexenio pasado en Veracruz?
A primera vista, nadie creería que los jefes políticos en cada poblado ignoraban el caso.
Más si se considera que en política una máxima resulta invaluable: “Piensa mal y acertarás”.
Incluso, habría de preguntarse el trabajo de las llamadas “orejas”, tan vigilantes y pendientes de las horas del día y de la noche.
Insólito, además, que nadie pasara el tip, digamos, a los alcaldes.
Vaya, ni al gobernador en turno.
¡Ya parece que al famoso CISEN se le habría escapado!
Los Siete Círculos del Infierno jarocho ubicando y posicionando a Veracruz en el peor tiempo de la historia.
Más duro y rudo que cuando, por ejemplo, el gobernador Teodoro A. Dehesa se hizo pato con el asesinato de trescientos obreros textiles en Río Blanco.
Y cuando el góber Luis Mier y Terán ordenó asesinar y por la espalda a los nueve jarochos sublevados a una reelección más de Porfirio Díaz Mori.
Y cuando el góber Jorge Cerdán inició la matanza de los cuarenta mil agraristas con el sicario Manuel Parra, jefe máximo de la banda “La mano negra” defendiendo a los latifundistas en la década de 1940.
Y el dominio en Veracruz de “La Sonora Matancera”.
Y el exterminio de diecinueve trabajadores de la información en el sexenio de Javier Duarte, más tres desaparecidos.
Y el Estado jarocho encumbrado en el primer lugar nacional en feminicidios con el morenaco Cuitláhuac García Jiménez.
Herencia fatídica hoy la mayor parte de los Siete Círculos del Infierno jarocho, la carga demasiada pesada en el camino al Gólgota para la era Nahle.

2 (Veracruz de Cuitláhuac. Veracruz de Nahle)

Se ignora el tiempo de la instalación de las narco/cámaras en montón de cabeceras municipales que ya van descubiertas.
Pero con Nahle las están hallando. Quizá encontrando pues las buscarían dado algún pitazo por ahí.
El Veracruz de Cuitláhuac. El Veracruz de Nahle.
Muchos, demasiado, excesivos pendientes en una entidad federativa pródiga en recursos naturales y habitada por gente en la miseria, la pobreza y la jodidez.
El desempleo, el subempleo y los salarios pichurrientos.
Y en la migración a Estados Unidos. Veracruz, campeón nacional.
Pero encima de todos…
Inderrotable…
Invicta…
Uno, la inseguridad.
Y, dos, su Horrorosa Majestad, la Señora Impunidad.
Son, digamos, el par de talones de Aquiles en el gobierno del Estado.
Se insiste: herencia fatídica.
Y dimensionada desde hace varios gobernadores.
Los ciudadanos de Veracruz recuerdan y respetan y hasta admiran al capitán Fernando Gutiérrez Barrios.
En cuarenta días y noches (los 40 días del diluvio universal) pacificó Veracruz y extinguió a “La Sonora Matancera”, los carteles de entonces, 1986, caciques y pistoleros regionales dueños, incluso, de presidencias municipales, sindicaturas, regidurías, comandancias policiacas y hasta plazas de policías.
De algún modo, la tarea política y social y de seguridad y justicia de Nahle.

3 (“La mano meciendo la cuna”)

Inaudito, insólito, inverosímil la instalación de narco/cámaras en las cabeceras municipales.
Operadores físicos.
Pero más, mucho más, “la mano meciendo la cuna”, operadores intelectuales.
Y las autoridades correspondientes, en el limbo y el éxtasis celestial. (lv)