Más de 7400 desaparecidos
1 (Veracruz, turbulento y huracanado)
Dura y ruda la desaparición de personas en Veracruz en la era Nahle.
Los tres últimos, unos muchachos.
Josefina Hernández Cayetano. 22 años. En Acayucan.
Saúl Hernández Joachín. 19 años. En Hueyapan de los Gómez Cazarín.
Ivette Guadalupe Azamar Acosta. 15 años. En Coatzacoalcos.
El eje del mal: Acayucan. Hueyapan y Coatzacoalcos.
Ok.
Pero más, mucho más rudo y duro el caso de Héctor Aparicio Martínez, de Tihuatlán.
Su hijo, secuestrado y desaparecido hace cinco años.
Desde entonces, el padre en la intensa y frenética búsqueda.
Y sin resultados.
Y desde el 26 de enero, el Padre Buscador, también secuestrado y desaparecido.
Su caso ya brincó al periódico digital, “El País”.
Y para leerse y releerse en los cinco continentes con más de doscientas naciones.
Claro, claro, claro, ya lo dijo aquella, “Veracruz está de moda y hasta en Europa”.
Los Colectivos de la región de Poza Rica, integrados con madres y padres con hijos y parientes desaparecidos, rastreando la pista ahora del Padre Buscador.
Digamos, como el caso de la secretaria del Ayuntamiento de Ixtaczoquitlán desaparecida el tres de diciembre del año 2024.
Tres días después de la toma de posesión de Nahle como jefazaza del Poder Ejecutivo estatal.
Y hasta anoche, cero pistas. Cero retratos hablados. Cero señales.
Silencio canijo y demoledor. Y al mismo tiempo, indicativo y significativo.
El silencio… como el lenguaje más efectivo y eficaz.
El más trascendido.
A la fecha, más de siete mil cuatrocientos desaparecidos en los cuatro puntos cardinales del Estado jarocho.
Así lo heredó Cuitláhuac García, el Rey de la Salsa y el Danzón premiado con un cargo público por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
La vida, a la orilla del precipicio con una ladera demasiado inclinada y ríspida.
Y camino, derecho, derechito al Gólgota.
Ninguna posibilidad de pacificar Veracruz.
Por más pataleos de que “la inseguridad ha bajado muchísimo”.
Y que “en materia de seguridad vamos bien, muy bien”.
Cada desaparecido el testimonio inapelable de la incompetencia oficial.
Cada asesinado el espejo de un Estado de Derecho aniquilado.
Cada fosa clandestina reproduciendo el principio de Peter de la tribu gobernante en el poder sexenal.
2 (No pueden…)
No puede la secretaría de Seguridad Pública “garantizar la seguridad en la vida y los bienes”.
Tampoco puede la fiscalía general.
Y así, con tanta incertidumbre y zozobra, tarea titánica esperar el milagro de la inversión privada para crear y recrear empleos porque “Veracruz está listo”.
Ajá.
3 (Círculo vicioso)
Triángulo de las Bermudas:
A: hay inseguridad.
B: con la inseguridad, los empresarios se contraen para invertir en negocios.
C: la iniciativa privada prefiere mirar a otras entidades federativas.
4 (Lo peor entre lo peor)
Nada más atroz en la vida como tener un familiar desaparecido.
Entendido que se trata, digamos, de un secuestro.
La incertidumbre y la zozobra, primero, deseando esté con vida.
Segundo, con los alimentos en tiempo y forma.
Tercero, con medicinas en caso de enfermedad.
Cuarto, con ropita para bañarse.
Cinco, sin madrizas ni tortura sicológica ni física de por medio.
Y, sexto, acariciando la posibilidad de su vuelta a casa… sano y salvo.
Se insiste:
¡Vaya vida en Veracruz con más de siete mil cuatrocientos desaparecidos y que así lo dejara Cuitláhuac García!
Y, claro, con los más desaparecidos sumados en los últimos dos meses y seis días de la era Nahle.
5 (¿Cuándo y por qué se jodió Veracruz?)
Caray, y copiando a Mario Vargas Llosa, ha de repreguntarse ¿a partir de cuándo y más por qué se fregó Veracruz con tanta, demasiada, excesiva turbulencia?
Y, claro, ¿quién o quiénes son los culpables, digamos, los responsables? (lv)