Utopía de Nahle
1 (“En seguridad estamos muy bien”, ajá)
La gobernadora sigue construyendo un mundo imaginario, un mundo utópico, un mundo soñado para Veracruz en materia de seguridad.
Por ejemplo, cuartetos de frases memorables, citables, recordables y bíblicas.
La primera. “La inseguridad ha bajado muchísimo”.
La segunda. La violencia “es un hecho violento”.
La tercera. “Vamos a trabajar hasta dar con los responsables de” los crímenes.
Y expresada a partir del asesinato del primer político en Veracruz, el diputado Benito Aguas Atlahua en Zongolica el 9 de diciembre del año 2024.
De hecho y derecho, hace dos meses.
Y la cuarta, la última, por ahora: “En seguridad estamos muy bien”.
Muy bien. Muy bien.
Ok.
Y en contraparte, “la cruda verdad, la cruda realidad”.
Por ejemplo, el fin de semana, el chico cordobés de 24 años de edad, Carlos Yahir Ojeda García, boletinado como desaparecido en la colonia Antorchista, apareció muerto.
Por ejemplo, el trascendido de que el 14 de enero, el matrimonio Alba Mónica Ramírez Becerra, de 57 años, y Bibiano Toledo Castro, 60 años, desapareció en la ciudad jarocha.
Fue cuando iba al mercado popular de El Coyol.
La familia los busca, de igual manera como siete mil cuatrocientos familias siguen buscando a los suyos desaparecidos en un Veracruz ofertado, ajá, como “listo para la inversión privada” cuando los empresarios únicamente crean y recrean empleos en ciudades santuarios de la certidumbre y la seguridad.
Además, la semana terminó como las otras ocho semanas transcurridas en el sexenio 2024/2030.
Por ejemplo: Los Colectivos, integrados con madres y padres con hijos y parientes desaparecidos, buscando fosas clandestinas en un rancho en Cazones, en el norte del Estado jarocho.
El secuestro y desaparición del señor Héctor Aparicio Martínez, en Tihuatlán, buscando a su hijo también “levantado”.
La desaparición del reportero Alan García Zúñiga, de Poza Rica, el 22 de enero, y al momento, ningún dato, ninguna pista, ningún rastro.
Y lo peor, el desdén, la apatía, el menosprecio, el desprecio y la indiferencia oficial.
Y hasta de la CEAPP, Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas, quizá porque los regaños del diputado local, Esteban Bautista Hernández, y de la señora legisladora, Berta Ahued, les arañó la piel frágil.
De ñapa, la casa del exlíder estatal PRD, ex diputado local y federal, ex senador de la república, ex alcalde de Ángel R. Cabada y por donde suspira de nuevo, Arturo Hérviz, fue incendiada.
La casa, dañada. Y afectadas tres unidades móviles.
Quizá, quizá, quizá… fue intencional, dijo el dirigente cañero de la Cuenca del Papaloapan.
Y el caso del Fiscal auxiliar de la fiscalía general, Ribay Peralta Varela, de 50 años, quien desaparecido el 29 de enero apareció el día último del mes deambulando a orilla de la carrera federal Cardel-Veracruz y trasladado por un taxista al hospital.
Y semidesnudo.
Y golpeado.
Ni hablar, “en seguridad estamos muy bien”.
Muy bien.
Muy bien.
2 (De la era Duarte a la era Nahle)
Nunca pudo Javier Duarte con la seguridad.
Tampoco Miguel Ángel Yunes Linares.
Menos, mucho menos, Cuitláhuac García Jiménez.
Ahora, la era Nahle.
Más cuando la presidenta de la república también cacarea que en seguridad vamos bien. (lv)