Policías como sicarios
1 (Atentado a profesor en Xalapa)
La policía llegó a la casa del profe como los sicarios en la noche y la madrugada. Arrasando con todo.
Pero en Xalapa eran entre las dos y las tres de la tarde.
Entonces, destrozaron cristales. Rompieron una puerta. Y entraron con violencia a la casa del maestro Fernando Fernández.
Miércoles 8 de enero.
El profe estaba acompañado de una hermana.
Viven en la colonia Rafael Lucio.
De inmediato, lo acusaron de asaltar al cuentahabiente de un banco. Y del despojo de $56 mil pesos.
Y aplicaron su ley.
Uno: lo golpearon.
Dos: le robaron las joyas.
Tres: le robaron dinero.
Cuatro: le robaron el celular.
Cinco: también robaron el celular de la hermana y quien estaba sometida por un policía.
Seis: caray, hasta la comida le robaron.
Siete: lo acusaron de agraviar “a las instituciones”, entre ellas, a la secretaría de Seguridad Pública.
Ocho: lo detuvieron y llevaron preso a la comandancia.
Nueve: lo consignaron por asalto.
Diez: y el juez lo liberó.
Simplemente, por falta de pruebas.
El juez lo dejó en libertad el domingo doce de enero (alcalorpolítico).
Así, tal cual, el estilo personal y colectivo de ejercer el poder en el tiempo inmaculado y sacrosanto del llamado Segundo Piso de la Cuarta Transformación.
La policía y de Xalapa, la sede de los Tres Poderes, la vieja Atenas veracruzana, la sede de la Universidad Veracruzana, la sede del Arzobispado, “en la plenitud del pinche poder”.
Simplemente, hechos concretos y específicos para tener más, mucho más miedo a la policía que a los malandros, digamos.
Un ladrón, por ejemplo, roba a una persona en la calle y huye.
El policía, roba, madrea, acusa de agravios a la autoridad y detiene y lleva a la barandilla y consigna.
Luego, si un juez decreta la libertad, lo acusan de enemigo de la 4T y de los Servidores de la Nación.
Una más… de la policía.
Caso Tlaltetela: ocho policías pateando a un ciudadano.
Caso Topalco: policías de la Fuerza Civil asesinando a par de hermanos y dejando en la orfandad a seis niños menores de nueve años y a par de viudas.
Caso Úrsulo Galván: los policías secuestran y desaparecen a ocho policías del municipio.
Y a la fecha, ninguna pista, ninguna señal, ningún rastro.
Caso Tierra Blanca: la policía secuestra a cinco jóvenes (una mujer menor de edad y cuatro chicos) originarios de Playa Vicente y los entrega al jefe de un cartel arraigado en el distrito.
Etecé. Etecé.
2 (“Hechos aislados” cacarean por ahí)
Indicativo: La policía sigue y sigue y sigue atropellando los derechos humanos ondeados por la izquierda en el mundo.
Veracruz continúa ensangrentándose.
Y la gobernadora, a Madrid, para promover el Veracruz turístico tranquilo, pacífico y en paz.
Y basada en par de argumentos:
Uno:
“La inseguridad ha bajado muchísimo”.
Y dos:
La violencia que ocurre “son hechos aislados”.
Por decreto, claro.
Entonces, que ningún ciudadano ni empresario turístico se ocupe ni preocupe.
Los feminicidios, los secuestros, las extorsiones, los desaparecidos, las fosas clandestinas, los atracos, los robos, el tiradero de cadáveres, Veracruz escurriendo sangre en los cuatro puntos cardinales… “son hechos aislados”.
Aislados. Aislados. Aislados.
Ya lo dijo el sumo pontífice y también el jaranero de la iguana encaramada en el hombro izquierdo. (lv)