Ambos son de MORENA. Y desde el inicio del sexenio, Evelyn Salgado Pineda, la joven mandataria, se ha caracterizado, entre otras cositas y hechos, por lo siguiente:
Una gobernadora “de horca y cuchillo”. Convencida de que el padre le heredó una hacienda porfirista. Con capataces y subalternos. Digamos, una especie de paraíso sexenal.
Y por eso mismo, y en nombre del poder político, económico y social, el rencor, el odio, el desprecio y el menosprecio de ella (herencia casi del padre) a la prensa.

DOS. Política del silencio

Por ejemplo, desde la toma de posesión, “casi imposible abordarla en actos públicos” (La Jornada, viernes 29 de noviembre).
En los eventos donde ella parece, un cerco de escoltas y guardaespaldas impidiendo la cercanía de los trabajadores de la información.
Digamos, la imposición de una “política de silencio que, a su vez, impide la libertad de prensa”.
Caray, en su tiempo patriarcal en Guerrero, el Senador Félix Salgado Macedonio compró la franquicia de La Jornada en el estado y se volvió hasta empresario periodístico.
A tono con su antecesor, el gran cacique, Rubén Figueroa Figueroa, y quien, por cierto, también heredara la gubernatura a su hijo Rubén Figueroa Alcocer.
Ambos, grandes caciques del transporte urbano de pasajeros.

TRES. Alcaldes rencorosos

El desdén de la góber preciosa de Guerrero a los medios se extiende, vaya, a los presidentes municipales de MORENA.
Un bloqueo informativo de los alcaldes, aquellos, caray, alardeando venir “de la lucha social”.
Más todavía: los presidentes municipales han adoptado la misma política y práctica de la góber preciosa.
Y suelen echar a sus pistoleros, escoltas y guardaespaldas en contra de la prensa, cuyo delito (gran delito, ajá) es informar y contar historias.

CUATRO. Escoltas patrióticos

En La Jornada refieren unos agravios de los ediles a los reporteros.
La reportera Alina Navarrete llegó a la Comisión Estatal a Derechos Humanos para denunciar agresión de los escoltas del alcalde de Chilpancingo.
En Taxco, trío de periodistas denunciaron agresiones y amenazas de un escolta de la síndica.
En la parroquia de Santa Prisca, un escolta apuntó con el dedo índice como si fuera pistola a unos reporteros.
Y cuando uno de ellos se acercó al guardaespaldas del alcalde para saber qué onda, el pistolero le arrebató el teléfono y se fue del lugar.

CINCO. El padre manda

Todo, en medio de un tsunami de violencia (secuestros, desapariciones, feminicidios, asesinatos de los carteles y cartelitos, además del tráfico de droga.
Y en Guerrero, igual, igualito, o peor, que otras entidades federativas, los malosos adueñados de la vida pública y privada y del destino personal, familiar y colectivo.
Félix Salgado Macedonio nunca pudo gobernar Guerrero pero fue ungido Senador.
Entonces, dueño de la pelota guerrerense, AMLO, el expresidente, le concesionó la silla embrujada del palacio de gobierno para su hijita.
Y, claro, el padre manda. Propietario de las dos pelotas. La Senaduría y el Poder Ejecutivo estatal.

SEIS. Síndrome generalizado

Así, tal cual, ejerce el poder político, económico y social una gobernadora de MORENA.
Las tribus políticas (y de todos los partidos) transfigurados en mesías autoritarios rozando el cielo con la yema de los dedos.
“Aquí mando yo”, la frasecita bíblica de la Fiscal en Veracruz como eje rector de la mayoría de los políticos encumbrados, aun cuando de seguro habrá excepciones. Grandes excepciones.
Igual, igualito, fue en el panismo. Y en el priismo. Y en los estados donde ejercen el poder otros partidos. (lv)