Vaya, una diputada de MORENA, Susana Prieto Terrazas, renunció a la bancada guinda y marrón porque “se están haciendo tontos”.
Caray, la presidenta de la república dijo en momento estelar que la semana de 40 horas iría “durante su sexenio”.
Pero, bueno, una cosita pudo decir Claudia Sheinbaum Pardo, y otra, los grandes intereses empresariales incidiendo sobre los diputados federales. La mayoría, por cierto, de MORENA.

PASAMANOS: Una semana de 40 horas significa, entre otros hechos, trabajar únicamente de lunes a viernes las rigurosas ocho horas diarias de la jornada laboral.
¡Ay, por ejemplo, los reporteros que chambean hasta el día de descanso!
¡Y sin pagarles las horas extras!
¡Ay, los empleados en tiendas de abarrotes (más, mucho más, en los municipios indígenas, campesinos y obreros, trabajando de lunes a domingo)!

CORREDORES: ¡Ay, los volovaneros, quienes si dejan de chambear ningún ingresito para comprar la despensa!
¡Ay, las trabajadoras sexuales apostando todas las noches y en las madrugadas a la esperanza clientelar!
¡Ay, los jornaleros en las regiones indígenas y campesinas laborando seis días a la semana y, cierto, descansado el séptimo día, pero sin que ningún patroncito se los pague!
¡Ay, los millones de empleados en los mercados populares (caray, los niños cargando los bultos pesados al hombro) y quienes si chambean les pagan y si enferman y faltan a la chamba, ni siquiera les cubren la consulta médica ni las medicinas!

BALCONES: Los empresarios, la iniciativa privada, las cúpulas, están moviendo a sus lobistas en el Congreso federal para congelar la jornada de 40 horas.
Incluso, antes, mucho antes de ser llevada a votación.
Con todo, además, de la voluntad expresa de la presidenta de la república.
De acuerdo con los hombres de negocios, fábricas, industrias, empresas, comercios, con la semana de 40 horas se verán obligados a contratar más personal.
Digamos, para cubrir a los empleados de base laborando solo de lunes a viernes.
Entonces, en el Congreso federal está midiendo fuerzas.
Y la bancada guinda y marrón quizá, quizá, quizá, cabildeando para el momento favorable.
Pero de igual manera, haciéndose tontos los pastores parlamentarios encabezados por el acomodaticio Ricardo Monreal Ávila.

PASILLOS: En el Congreso anterior, por ejemplo, aprobaron un salario digno y con las prestaciones económicas, médicas y sociales para las trabajadoras domésticas.
Y en el terreno de los hechos, la ley es una hermosa y bella utopía, pues en ninguna parte de la república las patroncitas la han aplicado.
Y lo peor, ni siquiera el Seguro Social vigila como en el siglo pasado con sus inspectores la observancia de la ley casa por casa y de pueblo en pueblo.

VENTANAS: Es el mismo caso en Veracruz con la despenalización del aborto aprobada por el Congreso anterior.
De nada sirvió la legalización del aborto pues nunca el ex gobernador de triste y deplorable memoria expidió la orden a la secretaría de Salud para aplicarse en los hospitales y las Clínicas de Salud.
Y, claro, Veracruz sigue ocupando el primer lugar nacional en menores embarazadas.
Y el primer lugar nacional en abortos. Y la mayoría, clandestinos. A manos de “comadrejas”. Y con el riesgo de la muerte para la madre jovencita.
Mucha sangre costará la semana de 40 horas… en caso de aprobarse. (lv)