De ñapa, en MORENA, la insólita estrategia democrática conocida como “La tómbola”, de hecho y derecho la magia del Premio Mayor de la Lotería y el Melate.
Por eso, el fin de semana, la plana mayor de MORENA en el país repitió en Veracruz el mismo discursito en otras entidades federativas y desde la Ciudad de México.
Los candidatos de MORENA a las doscientas doce presidencias municipales del Estado jarocho para la elección del año entrante serán elegidos (dijeron, ajá) con los siguientes métodos:
Uno. Consensos. (Es decir, componendas en corto y debajo de la mesa, recurriendo, incluso, a las presiones e intimidaciones).
Dos. Las encuestas para ubicar a los mejores en las neuronas y los corazones y los hígados ciudadanos.
Encuestas con la fama pública, como afirmaba Fidel Herrera Beltrán, de encuestas, encuestitas y chingaderas.
Tres. El Dedazo y Tráfico de Influencias de los jefes máximos, considerando la verdad universal. “En política, nunca llega el más capaz, sino quien más conviene” al proyecto de la elite encumbrada en el poder.
Y, cuatro: la ultra contra súper vacilada de “La tómbola”.
De hecho, el pitorreo obradorista simulando el Dedazo.
“La tómbola”, interpretada, digamos, en la verdad universal de Maradona, “el dedo de Dios”.
Por eso, el mismo día cuando el comando mayor del CEN de MORENA estuvo en Xalapa y Boca del Río, un aspirante a la candidatura guinda y marrón de Veracruz, militante priista de muchos años, se publicó una encuesta donde lo perfilan como súper amarrado entre los suspirantes de MORENA.
Es decir, la manipulación en su más alto decibel.
Más, cuando está probada y comprobada la existencia del complot donde gana la encuesta… quien la paga.
Y la paga bien, claro, pues con “el billete baila el perro”.

2 (“El país de un solo hombre)

El estercolero electoral en MORENA alcanza “la plenitud del pinche poder”.
Por ejemplo, en el caso del Nepotismo y el Tráfico de Influencias.
Tan es así, pues la presidenta de la república, la científica Claudia Sheinbaum Pardo envió al Congreso de la Unión iniciativa de ley para prohibir (simple y llanamente, prohibir) el par de vicios electorales y cívicos imponiendo a la familia (parejas, hijos, primos, tíos, incluso, compadres, amigos, aliados, socios y cómplices y hasta barbies en turno) como candidatos del jefe máximo a un cargo de elección popular.
Quizá otro modo bien sería eliminar la famosa “Tómbola”, un pitorreo obradorista para burlarse de sus adversarios, enemigos y opositores incómodos e indeseables, más en el país “de un solo hombre”.
Desde el “Aquí no pasa nada nada” hasta el “Aquí mando yo”.
Pero, bueno, de un sexenio a otro la vida pública suele cambiar y de forma radical.
Al presidente Lázaro Cárdenas del Río le llevó dos años sacudirse la influencia de su antecesor y gran jefe máximo, Plutarco Elías Calles, y quien le impusiera a más de la mitad del gabinete legal y ampliado para seguir mandando.
Todo terminó aquella mañana a las seis horas cuando un avión militar aterrizó en Cuernavaca derechito a la hacienda de Calles y con todo y piyama verde de bolitas vestido leyendo el libro de Adolf Hitler, “Mi lucha”, fue trepado a la nave aérea camino al exilio en Los Angeles.
Y en los días siguientes, los legisladores federales y los gobernadores y los jefes de las zonas militares se volvieron cien por ciento cardenistas. (lv)