Vivir odiando
**Peor destino
**Ajuste de cuentas
UNO. Vivir odiando
El peor fardo de la vida es caminar día y noche con el odio fermentado en las neuronas, el corazón y el hígado.
En vez de vivir a plenitud, vivir odiando a los examigos, enemigos, opositores, adversarios.
Incluso, a parte de la familia.
Vivir obsesionado (y de manera obsesiva) con el ajuste de cuentas. Y la venganza.
Y hasta soñando con aplicar la ley de Talión. “Ojo por ojo. Diente por diente. Cabeza por cabeza”.
Además, el riesgo de volverse una persona tóxica.
Y el riesgo de contaminar a los suyos y cercanos en el tsunami del odio devastador.
DOS. Odios bíblicos
Caín, el hijo de Eva y Adán en el paraíso celestial, lleno de envidia y resentimiento y odio, mató a su hermano Abel.
Cleopatra, soñando con volverse la reina de Egipto a la muerte del padre, encarceló a una hermana y ordenó el asesinato de un hermano.
El esposo de María Magdalena, enfurecido porque lo abandonó dado el machismo alcohólico, se alía con Herodías, la esposa de Herodes, y Herodías la persigue, detiene y confina en un prostíbulo, y se vuelve amante del esposo afligido.
TRES. El alma envejece
De acuerdo con los conocedores, vivir odiando envejece el alma. Y hasta la pudre.
Y hace invivible la vida, pues nunca pueden disfrutarse las horas del día y de la noche con la familia, la esposa, los hijos, los nietos, los amigos queridos y amados y recíprocos.
En la caja de Pandora, enviada por Zeus para vengarse de la tierra, juntaron todas las aves de mal agüero, como son la envidia, la intriga, la soberbia, la petulancia, el mesianismo, la desdicha y la venganza, entre otros “demonios del Edén”.
Y aun cuando la soberbia fue considerada el peor mal, acaso el odio sea el campeón invicto, inderrotable.
CUATRO. El perdón de un hombre
En el rancho Cantarranas, un hombre mató a cuchilladas a un joven porque la chica lo prefirió para bailar una pieza en un baile popular un sábado en la noche.
Entonces, el general Mange, jefe de la zona militar de La Boticaria y amigo del señor Abraham, padre del muchacho, se ofreció para buscarlo con los soldados.
--No, gracias. El asesino anda huyendo. Y toda su vida vivirá con el asesinato. Y temeroso de ser detenido. Y encarcelado.
CINCO. Personas tóxicas
En el relato bíblico está la siguiente conseja:
Si a tu lado hay una persona tóxica y llena de resentimiento y odio y venganza la vida, entonces, nada mejor como alejarse.
Y alejarse para nutrirse de experiencias positivas.
Y una vez fortalecidas las neuronas y el corazón y el hígado con un mejor karma…
Si aquella persona tóxica importa, volver con ella para ver si se le puede retransmitir la buena vibra…
Pero si ningún deseo o interés existe por ella, mantenerse lo más alejado posible el resto de la vida.
Y alejado, porque la toxicidad es muy dañina y se retrasmite con mucha facilidad.
SEIS. “El odio no ha nacido en mí”
Un muro de Berlín ha de construirse para evitar llenar la vida de odio y ajuste de cuentas y venganza.
Lo dijo en 1968 el presidente Gustavo Díaz Ordaz asegurando a los estudiantes frase bíblica: “El odio no ha nacido en mí”.
Y extendiendo la mano a los jóvenes para un saludo olvidando los rencores.
Pero con las trescientas personas asesinadas en la noche de Tlatelolco el dos de octubre, Díaz Ordaz quedó con la mano tendida, en el aire.
Tanto odio de Adolf Hitler lo llevó al asesinato, por ejemplo, de seis millones de judíos (un millón, niños) en sus cámaras de gases.
Y a José Stalin con su odio propiciando la muerte de veintiocho millones de rusos. (lv)