“Estas ruinas que ves”
I (El retrato del Veracruz de García)
El título de la novela (llevada al cine) de Jorge Ibargüengoitia parece construido a imagen y semejanza de García, el góber, cuando va de salida y en el ejercicio del poder total y absoluto le quedan 32 (treinta y dos) días en la silla embrujada del palacio, aquella que hace levitar al más cuerdo.
Y es que si un ciudadano a pie y motorizado mira lejos hacia los cuatro puntos cardinales de Veracruz únicamente exclamaría “estas ruinas que ves”.
La tremenda y explosiva ruina social y económica y anexos y conexos y derivados.
Por ejemplo:
Primer lugar nacional en feminicidios y con más de novecientos niños huérfanos de madre.
Primer lugar nacional en secuestros y extorsiones.
Primer lugar nacional en fosas clandestinas… por encima de estados simbólicos como, por ejemplo, Sinaloa, Tamaulipas, Guanajuato, Guerrero y Chihuahua.
Quinto lugar nacional en desaparecidos. Más de siete mil cuatrocientos.
Uno de los primeros lugares nacionales en demanda de la procuración de justicia “rápida, pronta y expedita”, ajá.
Diez reporteros asesinados. Cuarenta políticos asesinados. Más de cuarenta crímenes de odio. Unos cincuenta taxistas asesinados.
Cadáveres flotando en los ríos.
Cadáveres colgando de puentes.
Cabezas decapitadas abandonadas en la pista de una discoteca.
Cabezas decapitadas abandonadas en mesas de antros.
34 (treinta y cuatro) Colectivos integrados con padres con hijos y parientes secuestrados y desaparecidos revoloteando la tierra buscando a los suyos.
Primer lugar nacional con niñas y adolescentes embarazadas.
Primer lugar nacional en legrados, con todo y que el Congreso aprobara el legrado pues la secretaría de Salud (y por órdenes superiores) para congraciarse con la jerarquía eclesiástica nunca expidió la orden a los hospitales y clínicas para aplicarla.
Primer lugar nacional en migración a Estados Unidos.
Incluso, estudiantes egresados de las universidades públicas y privadas echándose el morral con dos mudas de ropa al hombro y agarrando camino al país vecino dado el desempleo, el subempleo y los salarios pichurrientos.
La única entidad federativa del país en incapacidad manifiesta para recuperar los miles de empleos perdidos (siete mil en total aun cuando rescataron una mínima parte) en el par de años del COVID.
Primer lugar nacional con enfermos de VIH.
Primer lugar nacional en la producción y exportación de trabajadoras sexuales al interior del país.
Seis millones de habitantes de los ocho millones 60 en la miseria, la pobreza y la jodidez.
Y más, en un Estado como Veracruz pródigo en recursos naturales y habitado por gente jodida.
550 (quinientos cincuenta) mil habitantes de catorce años de edad en adelante que no saben leer ni escribir.
Un millón de paisanos con la escuela primaria inconclusa.
Otro millón con la secundaria incompleta.
Y 600 (seiscientos) mil con el Bachillerato a medias.
De cada cien alumnos egresados de la primaria solo diez llegan a la universidad. Y solo uno se titula, si bien le va.
Y se titula para quizá, quizá, quizá, encontrar un trabajo donde le pagarán de cinco a seis mil pesos mensuales y sin las prestaciones de ley.
El peor desarrollo humano en los doscientos doce municipios y en donde suelen tronar la mayoría de los sueños de cada persona, cada habitante, cada ciudadano.
“Estas ruinas que ves” es el Veracruz creado y recreado por un gobernador (y de la izquierda, ajá) a quien quedó manifiesto que lo único importante para él es bailar salsa, huapango y danzón.
Y comer chicharrones de cueritos y crujientes en la vía pública.
Y guisar camarones enchipotlados para los amiguitos.
Y jugar boliche.
Y anunciar que toca la jarana porque la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo también la toca.
En cuatro palabras, entonces, “estas ruinas que ves”, se resume el sexenio de García, el góber, cuando faltan 32 (treinta y dos) para que Veracruz deje de tener esta pesadilla atroz.
II (El góber en su palacio)
Pudo García, el góber, convencer a AMLO, el expresidente, que era su mejor opción para gobernar Veracruz.
Y por encima de los obradoristas “probados y comprobados” como Amado de Jesús Cruz Malpica y Manuel Huerta Ladrón de Guevara.
Podrá García haber convencido a la presidenta Claudia Sheinbaum de incorporarlo a su gabinete.
Bien pudo AMLO, el ex, izar la mano de García como el gobernador más honesto de cara al Golfo de México.
Pero a la mayoría poblacional de Veracruz desencantó y decepcionó y ha significado y significa una gran frustración política y social.
En su búnker, García es dichoso y feliz.
Más con su dieta de príncipe y pachá: cafecito calientito. Pan del día recién horneado. Platitos con frutitas. Jugo de frutas exóticas y galletitas según escribe el periodista Arturo Reyes Isidoro. (lv)