Antinepotismo por decreto
**Ley Sheinbaum
**Pero ley aplazada
UNO. No al nepotismo, ajá
La presidenta de la república ha lanzado iniciativa de ley al Congreso de la Unión quizá como el gran parteaguas de lo que en el sexenio anterior se llamaba “purificación moral y honestidad valiente” y que tantos episodios tibios registró.
Es una iniciativa de ley para prohibir de manera clara, específica y lapidaria que las tribus políticas encumbren a familiares (parejas, hijos, tíos y primos, y anexos y conexos, como amigos, compadres, socios, aliados y cómplices) a cargos de elección popular.
Y/o de confianza.
Además, prohibir ya, ya, ya, la reelección en los puestos públicos.
DOS. Nepotismo guinda y marrón
Bastaría evocar el número insólito de tribus de MORENA imponiendo a los suyos en cargos públicos en el sexenio pasado.
Por ejemplo, quizá el más trascendido con el senador Félix Salgado Macedonio heredando la gubernatura a su hija Evelyn.
Y los grandes negocios de un hijo de Manuel Bartlett Díaz, el ex priista y petista director general de la Comisión Federal de Electricidad.
Y AMLO, con su hijo Andrés Manuel, Andy, López Beltrán como secretario de Organización del CEN de MORENA.
Y a Bertha Luján Uranga, la compañera de lucha política de AMLO, con sus hijas, María Luisa, secretaria de Gobernación que fue y ahora presidenta del CEN de MORENA, y su hija Bertha María Luján Alcalde, exdirectora del ISSSTE.
TRES. Moral política por decreto
Además, claro, claro, claro, del número inverosímil de políticos del PAN, PRI, el extinto PRD, el PVEM, el PT y hasta el Movimiento Ciudadano con el nepotismo.
Y las reelecciones.
Entonces, si a las mujeres les abrieran las puertas a la política con la ley denominada “Cuota de género” y hacia fin de año, por ejemplo, tendríamos veintidós gobernadores…
Nada más recomendable que elevar a la categoría universal de ley la prohibición del nepotismo y la reelección.
Ni modo, es la única salida efectiva y eficiente.
CUATRO. Cultura priista
El nepotismo y la reelección data del tiempo priista, más de setenta años en el poder.
Pero desde antes era una práctica religiosa.
Por ejemplo, en los 34 años de Porfirio Díaz Mori, todos los gobernadores del país le concesionaban obra pública por Dedazo a las compañías constructoras de su hijito, Porfirito le llamaban.
Benito Juárez García, 13 años como presidente de la república, otorgó cargos públicos a sus tres yernos, todos, qué caray, viviendo en Palacio Nacional.
Es más, Porfirio Díaz Mori impuso al único hijo de Benito Juárez, como diputado federal por el estado de Oaxaca.
CINCO. El orgullo de mi nepotismo
Después, las tribus políticas siguientes fueron construyendo “del lado correcto de la historia”.
Por ejemplo, José López Portillo, “en la plenitud del pinche poder” defendió el nombramiento de su hijo mayor, José Ramón, como representante de México en la FAO con sede en Roma como “el orgullo de mi nepotismo”.
Caray, Antonio López de Santa Anna se reeligió en dos ocasiones como gobernador y en diez ocasiones (más la que llevaba) como presidente de la nación.
Prohibido entonces (ajá) que en el sexenio de Sheinbaum los políticos hereden el poder a la esposa, los hijos, un hermano, un aliado, un cómplice.
Ya veremos exclamó el ciego clásico. Tan sabiondo.
SEIS. Ley aplazada…
Por lo pronto (ni hablar), la iniciativa de ley prohibiendo heredar cargos públicos y prohibiendo la reelección fue aplazada en el Congreso de la Unión.
El argumento, que en el Congreso tienen una sobrecarga de chamba.
Que los programas sociales. Que las pensiones de adultos mayores.
Que la reformas en Pemex y la Comisión Federal de Electricidad.
Nadie pensaría que “los demonios (incluso, del Edén) están sueltos”. (lv)