Sueños felices
**Sin personas tóxicas
**Hasta bebés sueñan
EMBARCADERO: Entre una de tantas grandes bendiciones de la vida está que nunca las personas incómodas e indeseables, llenas de carga negativa, injustas y mal agradecidas (“escoria de la vida” les llama Paquita la del barrio en canción inmortal) se aparezcan en sueños... Menos, muchos, en una pesadilla... Y en la madrugada... Y lloviendo, incluso, hasta con relámpagos y truenos... Y escuchando el gemido desesperado de las gatitas en la noche adversa, tibia y dulce
ROMPEOLAS: El sicólogo del barrio dice que cuando tales sueños se presentan (y más si son reincidentes) significa que el consciente perdió la guerra y tanto el inconsciente y el subconsciente se manifiestan y afloran como la peor angustia de la vida en los años caminados… Duros y rudos los sueños (mejor dicho, las pesadillas) con los amores dejados en los años polvorientos… Más si la relación terminó de manera abrupta… Y como siempre ocurre inculpándose entre sí… Y aun cuando la poetisa sor Juana Inés de la Cruz definió a la imaginación como “la loca de la casa” que todos los seres humanos arrastramos como cobija, con la lucha onírica es suficiente para vivir en el infierno…
ARRECIFES: Lo dice Joaquín Cosío, “El cochiloco”, en la película “El infierno”… “El infierno está aquí, en la tierra”… El infierno, claro, de la miseria, la pobreza y la jodidez… El infierno del desempleo, el subempleo, los pichurrientos salarios, la migración a Estados Unidos soñando con un trabajo digno, estable y cubierto con justicia social… Pero más atroz el infierno onírico… Hay gente, por ejemplo, que ha muerto a la mitad de un sueño terrorífico porque “todos los muertos que cargan gozan de cabal salud”… Y nunca ha existido peor derrota como salir derrotado en una pelea onírica de box…
ESCOLLERAS: Soñar (ya se sabe) forma parte de la naturaleza humana… Digamos, como el amor y el desamor… La dicha y la infelicidad… La alegría y la tristeza… La carga positiva y la carga negativa… El buen karma y la persona tóxica… Y se ignora si existirá alguna estrategia sicológica y/o siquiátrica para, digamos, tener “un sueño tranquilo y reparador”… Caray, hasta sor Juana Inés de la Cruz tuvo sueños arrolladores… Y fue cuando se declaró en un poema “Yo, la peor”, descubierto su romance con la esposa de un virrey y que solía visitarla en el monasterio donde se amaban con ternura…
PLAZOLETA: Vaya, hasta los bebés sueñan… Y cuando el sueño es canijo lo expresan con movimientos corpóreos… Quizá, quizá, quizá, una esperanza es (y sería) llevar la vida en paz… En casa, con la familia, los vecinos, los amigos, los compañeros en el salón de clases y en la chamba… Y, claro, hasta con quienes por ahí son declarados enemigos, adversarios y opositores… Lo dijo un filósofo ateniense: “Nunca hables mal de un amigo… Ni tampoco de un enemigo”, pues con frecuencia, la vida se revierte… Y sucede que el peor enemigo se transfigura en amigo firme, leal, honesto, íntegro…
PALMERAS: Los sueños (claro, claro, claro) se vuelven torrenciales cuando la vida se va sembrando en el surco fértil con rencores y odios… El viejito del barrio lo dice con certeza: los resentimientos pudren las neuronas, el corazón y el hígado… Y para quienes crean en el alma, el alma también envejece… Y las horas del día y de la noche se vuelven una especie de fantasma persiguiendo todo el tiempo… ¡Bienaventurados, entonces, quienes tienen sueños felices!... (lv)