Primero, porque luego de “los levantones” de los parientes, las familias, sobre todo, las mujeres, las madres, las hermanas y las tías, apuestan a una búsqueda intensa, volcánica y frenética para localizarlas.
Como el caso, por ejemplo, de la señora Aracely Salcedo con su hija Fernanda Rubí desaparecida en una discoteca en Orizaba el 7 de septiembre del año 2012, el segundo año de Javier Duarte, quien vive en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México.

PASAMANOS: Las madres de un montón de chicos desaparecidos entregaron la vida para localizar a los suyos.
Y en el camino, mayores de edad, incluso de la sexta y séptima década, enfermos, han ido perdiendo la vida.
Y de la primera generación de buscadores ahora la segunda generación, los hijos, mejor dicho, las hijas, hermanas de las personas secuestradas, en la frenética búsqueda.
La esperanza (que nunca muere) ondeando como bandera.
“Vivos se fueron y vivos los queremos” ha sido el estandarte. Pero… pensando en lo peor, cuando menos ubicar los cadáveres para la sepultura en el panteón municipal y tener un lugar, un espacio, un santuario, donde llevar flores y prender veladoras y hasta misa el día de Todos Santos.

CORREDORES: Hay en Veracruz 33 (treinta y tres) Colectivos integrados con padres con hijos y parientes desaparecidos.
Todos, revoloteando la tierra en la búsqueda de posibles fosas clandestinas, Veracruz, por cierto, campeón nacional en fosas.
Y desde luego, el campeonato nacional en fosas manifiesta, primero, el estilo personal de ejercer el poder y la tarea de gobernar en los casos de los gobernadores Javier Duarte, Miguel Ángel Yunes Linares y Cuitláhuac García Jiménez.
Segundo, la existencia de la desaparición forzada, aquella resultante de la alianza sórdida y siniestra entre políticos, funcionarios públicos, jefes policiacos, policías, carteles y cartelitos, sicarios y pistoleros y malosos y malandros.

BALCONES: Tercero, y dado que la desaparición y la desaparición forzada han concurrido en el Estado jarocho en el tiempo constitucional de un trío de gobernadores significa el desdén, el menosprecio, el desprecio, la indiferencia y el valemadrismo de las tribus políticas.
Simplemente les ha valido.
Cuarto, la impunidad reiterada.
Y cinco, el más terrible, duro y rudo sufrimiento y dolor de las familias y con saña, barbarie, alevosía, ventaja y premeditación.

PASILLOS: La vida familiar, a la orilla del precipicio y rodando en la ladera hacia el fondo del infierno.
De pronto, una hija, un hijo, un primo, un tío, un padre, un hermano, plagiado y desaparecido.
Y un día después y una semana y un mes y un semestre y un año, sin ninguna noticia.
El silencio total y absoluto.
Y la autoridad, incompetente, ineficiente.
Y la peor angustia de la vida sin una noticia.
Si el familiar estará comiendo a sus horas. Si le darán la medicina que toma. Si podrá bañarse. Si le habrán dado ropa nueva. Si dormirá bien. Si lo torturarán. Y si la persona es mujer si la estarán ultrajando.
Cada día y noche, más la noche, la angustia carcomiendo la desolación.

VENTANAS: Cuitláhuac García Jiménez ya se va. En un mes Andrés Manuel López Obrador dejará la presidencia de la república.
Y Veracruz y el país con más de ciento veinte mil desaparecidos.
Los dos dejarán como legado histórico el dolor y el sufrimiento en miles y miles y miles de familias.
Un Veracruz ensangrentado con sangre femenina y masculina. (lv)