Cacería de la 4T
**Acoso a burócratas
**Obligados a renunciar
ESCALERAS: En nombre del “Amaos los unos a los otros”, muchas cosas y hechos podrán, digamos, perdonarse a AMLO, el presidente.
Incluso, hasta el rollo de “la purificación moral y la honestidad valiente” con el argumento de que “no somos iguales”.
Pero hay una cosita y un hecho imperdonable: la mayoría de funcionarios públicos y de todos los niveles, jefes manifiestos, llegaron a la silla embrujada del palacio con la espada desenvainada.
Luis Velázquez
Y su primer acto de gobierno fue declarar la guerra a los empleados de varios sexenios anteriores.
Y asegurando que como habían trabajado con priistas y panistas eran corruptos, corruptazos como terminó diciendo Andrés Manuel López Obrador.
PASAMANOS: Entonces, en unos casos, los jefes obradoristas pidieron la renuncia a muchos y sin rodeos.
Y con el lema de “Quítate porque ya llegué”.
En otros, disfrazaron las cosas dada la limpia hoja de servicios de los burócratas con muchos, muchísimos años de antigüedad, y les aplicaron “la aburridora”.
Y los empezaron a hostilizar.
Por ejemplo, a sobrecargarles la chamba y darles plazos para terminar y entregar resultados.
Por ejemplo, ampliando la hora de servicio hasta deshoras de la noche.
Por ejemplo, enviándoles a un lugar inhóspito de provincia y en donde los carteles y cartelitos, sicarios y pistoleros y malosos y malandros eran (y son) los dueños del destino individual, el destino familiar y el destino colectivo.
CORREDORES: Y pasado un ratito, otro cambio y los reenviaban al otro extremo del país.
Y tres, cuatro meses después, otro cambio a la peor ciudad o municipio de la llamada por Amo, el presidente, “república amorosa y humanística”.
Así, el acoso, la intimidación y el hostigamiento hasta obligarlos a presentar la renuncia irrevocable.
Y la renuncia, simple y llanamente, para imponer a los suyos.
Y en todos los casos, a la familia, los amigos, los compadres, los vecinos, los recomendados.
Mesiánicos que se creyeron y creen todavía la mayoría de los llamados “Siervos de la Nación”.
BALCONES: Desde el primer año de la Gran Cuarta Transformación, decenas, cientos de burócratas fueron obligados a dimitir.
Y, claro, sin reconocer los derechos de antigüedad de muchos de ellos, pues parte considerable tenía más de veinte años de servicio.
Y como los jefazos de las tribus guinda y marrón llegaron con el hacha bien afiladita…
Cobijándose en MORENA y en el obradorismo…
Alardeando que ellos venían con AMLO desde cuando era luchador social en Tabasco y en defensa de los indígenas y campesinos y en contra de Pemex…
Y asegurando que se llevaban de tú con Andrés…, hicieron y deshicieron.
Los nuevos mesías del paraíso terrenal.
“Aquí mando yo” como frase emblemática de la feroz, implacable, cacería humana de la 4T.
Los ángeles de la pureza.
Los hijos de Dios.
Los apóstoles de Jesús.
PASILLOS: Cierto, en el priismo y el panismo también se concitaron historias semejantes.
Pero con todo, eran y fueron decentes.
Y cuando de por medio comprobaban la integridad de un burócrata respetaban su legítimo derecho de antigüedad para estar, ser, trascender y seguir en el nuevo sexenio.
Nunca, jamás, a López Obrador ni a los suyos se les perdonará la saña, la barbarie, la alevosía, la ventaja, la premeditación y la soberbia con que actuaron en contra de los burócratas y jefes burócratas hostilizados para renunciar.
Incluso, circunstancias suficientes para guardar resentimiento el resto de la vida.
Y odiar…