Hambre en Veracruz
**Niños anémicos
**Pueblo rico y pobre
ESCALERAS: El pueblo de Veracruz tiene hambre. Por fortuna, no se ha llegado a la hambruna. Pero en los estómagos de los indígenas, campesinos y obreros hay hambre. Y también en las regiones suburbanas y urbanas.
El dato oficial, además, es ominoso: de los ocho millones y cachito de habitantes, medio millón únicamente hacen dos comidas diarias. Y mal comidas.
En las regiones étnicas, por ejemplo, las familias comen la mayor parte de los días legumbres. Chícharos en el desayuno.
Luis Velázquez
Chícharos en la comida. Chícharos en la cena.
¡Vaya dieta alimenticia! ¡Pero más, mucho más, nutritiva, ajá!
PASAMANOS: Tanta hambre existe en los cuatro puntos cardinales que, por ejemplo (y como referencia), en la montaña negra de Zongolica, los niños de la escuela primaria quedan dormidos en el pupitre en el salón de clases.
Uno, apenas, apenitas, desayunan un cafecito negro de olla. Y sin pan.
Dos, la desnutrición.
Y tres, la anemia.
En contraparte, el alto consumo de galletitas, cheetos, palomitas, etecé. Digamos, comida chatarra.
Y con un refresco de cola.
Los más altos y manifiestos consumidores, los albañiles, los pintores, los carpinteros, los fontaneros.
Al mediodía, las tiendas de franquicia repleta de compañeros de la cuchara y la brocha comprando, para todos, bolsas gigantescas de cheetos y dos, tres, cuatro, según el caso, de refrescos de cola de los más grandes.
CORREDORES: Y ni se digan las noches paradisíacas en los puestos parados.
Tacos, claro, con carne de cochino. La grasa pura en la más elevada dimensión. Tacos parados. Pero al mismo tiempo, para llenar y rellenar el estómago.
Clientes destacados pues muchos, quizá la mayoría, llenando el estómago con diez a quince tacos por persona.
Y con mucho chile. Y cebolla.
Y luego, a dormir como lirones conjugando la frase celebre, inmortal, de Rius de que “la panza es primero”.
Tacos llenadores para apaciguar el hambre y enviar las lombrices a dormir tranquilas y satisfechas.
BALCONES: Veracruz en los primeros lugares nacionales de la anemia y la desnutrición manifiestan un pueblo con hambre.
Bastaría la investigación de la maestra Patricia Ponce:
El Estado jarocho, el primer productor y distribuidor nacional de trabajadoras sexuales.
Mujeres necesitadas de migrar de Veracruz al interior de la república para ofrecer el servicio sexual.
Y el objetivo superior, claro, garantizar la despensa en la casa para los niños menores de edad.
Y de paso, para los padres ancianos a cargo de los niños.
PASILLOS: Veracruz, por un lado, exportador de mesalinas al resto de la república.
Y por el otro, primer lunar nacional en la migración a Estados Unidos.
Todos los migrantes, mujeres y hombres, buscando un empleo digno, estable y pagado con justicia laboral.
El trasfondo universal:
Uno, el desempleo. Dos, el subempleo. Tres, los salarios pichurrientos. Y cuatro, la explotación obrera en su más alto decibel.
Caray, Veracruz, pródigo en recursos naturales. Y habitado por gente en la miseria, la pobreza y la jodidez.
Seis millones en total.
VENTANAS: Hay hambre. Y todos los días, cientos, miles de jefes de familia se aprietan el estómago para que los hijos y los abuelos puedan comerse un taquito.
La administración pública como una pesadilla económica y social inacabable.
Uno: la errática política económica para animar y reanimar la creación de empleos, entre otros objetivos superiores, para vivir con dignidad.
Simplemente, con dignidad.
Y dos: la peor política de seguridad pues las familias vivan día y noche con sobresaltos, feminicidios, secuestros, desapariciones, extorsiones, tiradero de cadáveres hasta en los ríos y lagunas y fosas clandestinas.