El paraíso en venta
**Oferta de políticos
**Viviremos en jauja...
ESCALERAS: Con tanto palabrerío oficial de los políticos más vale mirar el futuro sexenal con optimismo, antes, mucho antes de frustrarse y amargarse.
Y, claro, mantener la fe y la esperanza y “a prueba de bomba”.
En víspera de la guerra para enfrentar a Adolf Hitler, Winston Churchill, jefe británico, lo resumió del siguiente modo: “Sólo ofrezco sangre, sudor y lágrimas”.
Luis Echeverría Álvarez, en campaña electoral, descifró el futuro sexenal del país, en dos palabras: “¡Arriba y adelante!”.
Luis Velázquez
PASAMANOS: Y hacia el final del sexenio, antes de vivir en la famosa “Colina del Perro”, José López Portillo se definió a sí mismo: “¡Ya nos saquearon, pero no volverán a saquearnos”.
Luego del viaje sexenal, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto decidieron vivir en el extranjero (casi casi en el exilio) antes de enfrentar el Fin del Mundo.
Con todo, estamos a punto de entrar a un país y a un Veracruz que bien podría estar (de acuerdo con la palabra manoseada en el discurso político y en la declaración mediática) en el paraíso terrenal.
El paraíso para todos.
La jauja.
La nación de la abundancia como proclamaba López Portillo.
CORREDORES: Claro, con todo y que la historia es repetitiva, nadie desearía toparse con el Salvador Díaz Mirón del siglo XXI y quien como director del periódico “El Imparcial” descubriera que el traidor a Francisco I. Madero, el general Victoriano Huerta tenía “un aroma de gloria”.
Por el contrario, nada más alentador que recordar (y en tales circunstancias) a los santos varones del periodismo para animar y reanimar la vida.
Entre otros, Alejandro Gómez Arias, Renato Leduc, Guillermo Ochoa, Ángel Trinidad Ferreira, Isabel Zamora y a don Alfonso Valencia Ríos.
Letras, palabras, oraciones gramaticales, textos que orientaban la vida en medio de tantos días y años turbulentos y huracanados.
BALCONES: En el palenque político muchas, demasiadas, excesivas promesas bajando “el cielo y las estrellas” en un país donde seis de cada diez habitantes viven en la miseria, la pobreza, la jodidez, el desempleo, el subempleo, los salarios pichurrientos y la migración a Estados Unidos.
Por cierto, Veracruz campeón nacional en el éxodo al país vecino ante la terrible y espantosa limitación laboral.
Entonces, si el lector cree y cree a ciegas en el discurso de las tribus políticas, ¡bienaventurado sea y que le vaya bien, muy bien!
PASILLOS: Si fuera por el discurso político todos sin excepción (digamos, los ocho millones y cacho de habitantes del Estado jarocho) estaríamos en el paraíso.
Y nos llevaríamos de tú con Adán y Eva y de paso, nos pitorrearíamos de la víbora de Luzbel.
Durante casi seis años, por ejemplo, AMLO, el presidente, ha pasado repitiendo desde Palacio Nacional la enseñanza católica y apostólica de “Amaos los unos a los otros”.
Y en contraparte, una nación ensangrentada.
Ni siquiera, vaya, funcionó aquello de “abracitos y besitos para los malos porque también son seres humanos”.
VENTANAS: Las campanas siempre convocan a misa. Pero, bueno, hay ocasiones cuando las campanas de la iglesia suenan y resuenan avisando que luego de misa de cuerpo presente, un cadáver más es trasladado al camposanto.
En el palenque también está la historia del flautista Hamelin.
Hacia el año 1284, una ciudad alemana sufre una plaga de ratas. Entonces, la autoridad contrata a Hamelin para alucinar a las ratas con su música y llevar todas al precipicio en caída libre en el mar.
Y es que, bueno, con tantas jodidez económica y social en la población, ninguna duda de que las elites políticas han llevado al grueso de la población al despeñadero.
Hamelin vive en ellos. Es su héroe y dios terrenal. Inspiración y modelo.