D, incluso si por ahí algún presidente municipal construyó una biblioteca y fue documentada con libros, el siguiente alcalde la cerró y/o arrumbó en algún lugar apartado del centro de la población.
E, el activismo religioso entre varias religiones para adueñarse de las neuronas, el corazón y hasta el hígado de la gente.
Y, F, la feroz pelea de los partidos políticos para ganar militantes.

DOS. Pueblos estancados

En contraparte, ningún crecimiento económico ni desarrollo social.
Tampoco, una autoridad municipal que anime y reanime la vida pública.
Por el contrario, politiquillos locales convertidos en caciquitos, dueños que llegan a sentirse del destino individual, el destino familiar y el destino colectivo.
Todos, sin excepción, vendiendo esperanzas ramplonas, baratas, demagógicas y populacheras de una vida mejor.
Algún día, ajá.
Indicativo: cuando una parte de la población, tanto mujeres como hombres, siguen migrando a Estados Unidos y como indocumentados, sin papeles, “a la buena de Dios” y que les vaya bien con la bendición de los padres.
Más ahora cuando el INEGI ha publicitado que en el obradorismo Veracruz se convirtió en el primer lugar nacional con migrantes al país vecino.

TRES. Retrato aldeano

Casi casi como dice el viejito del barrio:
Dime cuántas cantinas hay en tu pueblo y te diré la calidad de las autoridades municipales.
Dime cuántos burdeles y de mala muerte hay en tu población y te diré el progreso alcanzado.
Dime cuántas bibliotecas hay en tu pueblo y te diré la calidad educativa y cultural.
Dime los deportes practicados cada semana y cada sábado y domingo en la población y sabrás la calidad de salud pública.

CUATRO. Pueblos y Barrios Mágicos, ajá

¡Ah!, pero los politiquillos alardeando que ya, ya, ya, fueron declarados Pueblos Mágicos.
Y hasta con Barrios Mágicos.
Y pronto, antes del cántico histórico del gallito tradicional, llegará el turismo en oleadas y tsunamis.
Entonces, caray, por ahí organizan el festival de las picadas, gordas, tamales, tortas, pambazos y garnachas y en un descuido hasta decretan la picada y la gorda, etcétera, más grande y apetitosa y sabrosa del planeta.
Simplemente, estallidos de luces efímeras. “Tomadura de pelo”. La gran estafa.

CINCO. Carteles en pleno desarrollo

Nunca en la historia de tales pueblos un premio nacional sobre la calidad educativa en los niños de primaria, los adolescentes de secundaria, los jóvenes del bachillerato.
Tampoco una presea nacional sobre la gran calidad pedagógica, por ejemplo, a la altura de Enrique Rébsamen y Enrique Laubscher y Rafael Delgado y Carlos A. Carrillo, los profes de Veracruz reconocidos en el país y hasta asesores educativos en América Latina.
Claro, claro, claro, lo único que en tales pueblos ha crecido y de manera exponencial es la delincuencia organizada.
Los carteles y cartelitos. Sicarios y pistoleros. Malosos y malandros.
Caray, hasta casas de seguridad en tales demarcaciones dado que tienen caminos polvorientos paras salir huyendo en direcciones diferentes.

SEIS. ¡Vaya destino en Veracruz!

Es, ha sido, será el destino de muchos pueblos de Veracruz.
Y allá, en otras entidades federativas, los gobernadores con sus políticas.
Pero en el Estado jarocho, “en la noche tibia y callada” de Agustín Lara, la miseria y la pobreza.
“Aquí, todo sigue igual de jodido” exclama el Benny (Damián Alcázar) en la película “El infierno”, cuando regresa al pueblo, San Miguel Arcángel, veinte años después de andar de paria migrante en Estados Unidos.
La historia, pues, de muchos, muchísimos pueblos de Veracruz.