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Escenarios
Lunes 13 mayo, 2024

Una mujer plena

**Un esposo y un amante
**Interés por las ideas...

UNO. Una mujer plena

A los 40 años de edad (murió de 78 años), la escritora Simone De Beauvoir era (siempre lo fue) una mujer plena.
A, tenía una pareja extraordinaria como Jean-Paul Sartre.
B, en Estados Unidos tenía un escritor amante.

Luis Velázquez

Y Sartre lo sabía y ningún reproche ni escena de celos.
C, tenía gente a su alrededor que la respetaba y admiraba.
D, tenía “un vivo interés por las ideas”.
E, estabas “sumergida en la vida cultural francesa”.
F. “todos los días tenía una satisfacción por su trabajo y su vida”. (Autobiografía “La fuerza de las cosas”, editorial “Debolsillo”.

DOS. Libertad total y absoluta

La vida plena, pues.
Además, ejercía la libertad debido al pago puntual de las regalías de sus libros.
Y de sus clases. Y conferencias en el mundo.
Y con una vida independiente y autónoma.
Viviendo sola. Sin rendir cuentas personales ni menos íntimas a nadie. Tampoco a Sartre.
Enfrentando el machismo de la época.
“Un mano a mano” con los mejores escritores de la época y en el mundo.
Incluso, dándose el lujo de la bisexualidad, pues de igual modo su corazón y neuronas y sexo estaban abiertas a otras mujeres.

TRES. Debate ideológico

Además, mujer sana. Sin dolores, enfermedades ni achaques.
Vaya, escribió tres libros autobiográficos.
“La fuerza de las cosas”. “Memorias de una joven formal”. Y “La plenitud de la vida”.
Una especie de confesión sin rodeos ni ambages. Sin mentiras ni mentirillas.
De cara al juicio del presente y de la historia.
Más todavía: solía platicar y cavilar y debatir con Sartre sobre los movimientos políticos y sociales en los cinco continentes.
Y hasta le servía de bastión ideológico para caminar con firmeza en sus debates.
El más intenso de todos, por ejemplo, el debate de Sartre con Albert Camus, Nobel de Literatura, sobre la Rusia de José Stalin, con sus veintiocho millones de rusos asesinados.
Y, claro, sus campos de concentración y en donde enviaba a intelectuales, escritores, académicos y gente sencilla y común calificados como enemigos y adversarios.

CUATRO. Autonomía ante el hombre

La escritora francesa fue una de las grandes defensoras de los derechos humanos de las mujeres en el mundo.
Ante todo, aseguraba, la búsqueda femenina por la independencia económica para alcanzar la autonomía social.
Hasta donde es posible (si posible fuera), nada de depender del hombre.
Independencia sinónimo de la libertad.
Además, con firmeza clara “y a prueba de bomba”.

CINCO. Defendió a Sartre

De hecho y derecho, ella vivió de las regalías de sus libros. Y bien.
Y de las conferencias en foros y academias y universidades.
Y, claro, de sus libros (ensayos, biografías y novelas) traducidos a montón de idiomas.
Es más, tanta autonomía alcanzó que hasta solía recomendar libros de Sartre a las editoriales donde ella publicaba.
Todavía más: en el tiempo cuando Sartre debatía con los amigos y enemigos y adversarios, ella lo defendía con argumentos.
Más cuando Sartre quedaba exhibido, satanizado y condenado por los otros.
Muchos de ellos, intelectuales de su tiempo llenos de envidia por su inteligencia incandescente y talento.

SEIS. Lo suyo era pensar y escribir

Simplemente, De Beauvoir “un mano a mano” con Sartre, su referencia máxima.
Sartre, vaya, siempre reconoció su talento y la respetaba. Y escuchaba. Y admiraba.
Una mujer extraordinaria.
Honrada. Integra. Honesta.
En las entrevistas de Sartre con famosos, por ejemplo, el Che Guevara, De Beauvoir callaba y escuchaba en silencio el diálogo.
Pero al mismo tiempo, ella descollaba y se imponía con su silencio.
Por su fama en el mundo.
Sobre todo, abanderando la dignidad femenina.
Más aún, siempre lejos del poder político sin caer en la tentación de un cargo público.


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