Dos. El acoso a otros ediles. El diputado local y titular de la Junta de Coordinación Política del Congreso y que maneja el erario y manipula la Comisión de Vigilancia para detectar con lupa ilícitos en la Cuenta Pública, anunciando que ocho alcaldes del PAN trabajan “por abajo del agua” por MORENA, sin dar la cara porque tienen miedo.

PASAMANOS: Y en contraparte, el PAN pidiendo datos concretos y específicos. Y sin respuesta de Juan Javier Gómez Cazarín, la figura icónica y simbólica del nepotismo en el Estado jarocho.
Tres. La denuncia de Miguel Ángel Yunes Márquez, candidato del Frente Opositor al Senado de la República, de que Cuitláhuac García Jiménez sostiene una feroz persecución política y judicial en contra de ocho candidatos opositores “para bajarlos del caballo a mitad del río”.
Entre ellos, a él mismo.
Y el primogénito de Miguel Ángel Yunes Linares, advirtiendo con profecía memorable, citable y bíblica: “Adelante, Cuitláhuac, aquí te estamos esperando”.

CORREDORES: Más bíblico Yunes Márquez con otra advertencia:
“No tenemos miedo a sus amenazas”.
“Sabemos bien quiénes son y qué quiere hacer”.
“Nos defenderemos con todo y en su momento les revertiremos”.
El mismo coraje social, la misma indignación crónica, la misma filosofía política, del padre, Miguel Ángel Yunes Linares: “Yo no me arrugo”.
De acuerdo con el hijo mayor, Cuitláhuac intimida a ocho candidatos del PAN, PRI y PRD para dejarlos sin candidatos.

BALCONES: Simplemente, una elección de Estado.
Igual, igualita que en el siglo pasado y durante más de setenta años con el PRI.
Y doce años con el PAN en Palacio Nacional.
Y ahora, con AMLO, el presidente, viviendo en Palacio Nacional, allí donde también viviera su héroe patrio, Benito Juárez García.
¡Ah!, por cierto, Benito Juárez cometió el primer fraude electoral de la historia cuando contendiera por la reelección ante Porfirio Díaz Mori y Sebastián Lerdo de Tejeda.
Y, claro, ganó con su Elección de Estado.
Nada, entonces, de aquella frivolidad obradorista de que “no somos iguales”.
Son iguales, igualitos a los priistas. Quizá, quizá, quizá, peores.
Y peores, porque los morenacos “se dan golpes de pecho” declarándose honestos, honestos, honestos.
Y, bueno, allá los pobres incrédulos que crean.

PASILLOS: Además, el manipuleo de los programas sociales del Bienestar para comprar lealtades, conciencias y votos.
Además, el uso de recursos estatales para coaccionar a los ciudadanos a votar por MORENA.
Además, la amenaza “de retirar apoyos a las personas mayores si no votan por los candidatos de MORENA” (Notiver, Manuel Hernández, mayo 6).

VENTANAS: Quizá valdría la pena trascender la lista de los otros siete candidatos opositores amenazados por Cuitláhuac García y su equipo estelar.
Yunes Márquez ya se anotó. Acaso serían convenientes y saludables los detalles.
Y desde luego, a la denuncia discursiva, la denuncia penal para dejar constancia concreta y específica de los hechos.
Nunca dudó Plutarco Elías Calles en ordenar la matanza en Topilejo de los cien seguidores de José Vasconcelos Calderón como candidato presidencial independiente.
Tampoco dudó Álvaro Obregón y Calles con ordenar la emboscada y asesinato de Pancho Villa cuando anunciara que volvería a la política si uno de ellos se lanzaba de nuevo a la candidatura presidencial.
Más, en un Veracruz donde en la Cuarta Transformación han sido asesinados cuarenta políticos entre exalcaldes y exsíndicos y exregidores y líderes partidistas y un diputado local.
El poder (y la lucha por el poder) marea, enloquece, hace perder los estribos y hace levitar a los jefes tribales.
Incluso, hay políticos para quienes mucho más importante es el poder que el paraíso terrenal con una mujer.