Por eso quizá el despapaye en el Congreso de la Unión en México.
Por ejemplo, primero, unos sacrificaron una gallinita.
Luego, en el Senado, colgaron una manta de “La Santa Muerte”.
Entonces, la senadora panista, Lilly Téllez, se plantó ante “La Santa Muerte” con un rosario en la mano, digamos, como una especie de exorcismo.
Claro, los senadores patrios inscribiendo una leyenda debajo de “La Santa Muerte”:
“Un verdadero hombre no habla mal de López Obrador”.

DOS. Despapaye legislativo

El desmadre, pues. “La vida loca” que cantara Ricky Martin. “Fui de todo y sin medida” exclamaría José José.
Al ratito, quizá, otros legisladores pondrían la efigie de Malverde, el santo de los narcos, en la tribuna parlamentaria.
Y si es posible, el Santo Niño de Atocha.
Y al paso que vamos, hasta la efigie de Luzbel, digamos, para hacer alusión a los Judas.
Los Judas, por ejemplo, de cada partido político migrando a otros.
Los Judas, por ejemplo, a AMLO, el presidente.
Los Judas, en contra del senador honesto, honesto, honesto, ajá, Ricardo Monreal Ávila.

TRES. “la ley de Herodes”

En todo caso, reproduciendo en el siglo XXI el ideario político, social y hasta religioso de principio de la primera mitad del siglo XX.
Por ejemplo, cuando los diputados federales arreglaban los pendientes y las cuentas a punta de balazos y asesinaban a los enemigos, adversarios, opositores, traidores y hasta corruptos.
En el filme cinematográfico, “La ley de Herodes”, Damián Alcázar sube a la tribuna ungido legislador federal y confiesa sin rodeos:
“Llego aquí manchado de sangre”.
Entonces, recuerda que asesinó a balazos a un aspirante opositor a gobernador del estado y quien era promotor del precandidato presidencial derrotado.

CUATRO. Rigo Tovar y Chico Che

“La Santa Muerte”, tan condenada por la iglesia católica, y la cultura de la brujería en Los Tuxtlas matando gallinitas y pollitos en el primer viernes de marzo, elevadas al más alto patriotismo de la nación.
Bueno, antes, mucho antes, en “La mañanera” de Andrés Manuel López Obrador desde el púlpito religioso de Palacio Nacional, convocando las canciones de Rigo Tovar y Chico Che como grandes argumentos políticos para, digamos, explicarse y entender los hechos sociales.

CINCO. “Una limpia” en Congreso jarocho

En el Palacio Legislativo de Veracruz, el primer secretario de Salud del góber precioso de AMLO, doctor Roberto Ramos Alor, purificándose con “una limpia” de un brujo de Los Tuxtlas que… para que le fuera bien.
Y tan bien le fue que al ratito fue destituido del cargo sin que, además, nunca Cuitláhuac García explicara las razones de peso y con peso de la renuncia.
Los sociólogos y antropólogos dirán que los legisladores y funcionarios desmitifican la política.
Y la muestran como parte de la naturaleza humana con todas las pifias del mundo.
“Ta’gueno”.

SEIS. Legionarios de Cristo

Desde antes, mucho antes, en la prensa suelen publicarse avisos económicos dando las gracias a “La Santa Muerte” por tantos y tantos y tantos favores recibidos.
¡Hosanna, hosanna!
Ahora, elevada a la categoría universal legislativa.
“La Santa Muerte” entrando al Congreso federal.
Caray, colgaron la manta unos Senadores panistas.
Casi casi, legionarios de Cristo.
Por eso, quizá, antes, mucho antes, en Xalapa, un diputado local llegando al Palacio Legislativo trepado en un caballo.
Otro, vestido de mariachi cantando como mariachi y acompañado por un mariachi.
El centro religioso y político donde se hacen las leyes para regir la vida cotidiana.
¡Enhorabuena!