En total, y por ahora, 135 (ciento treinta y cinco) ciudadanos de un Veracruz ensangrentado y en manos de la delincuencia organizada.
135 familias en la angustia, la incertidumbre y la zozobra sobre el destino de los suyos.
El Colectivo “Justicia y Dignidad” los quiso montar en una de las avenidas de entrada y salida al puerto de Veracruz.
Y en un Veracruz, y en donde cada vez hay más y más y más ciudadanos secuestrados y desaparecidos.
Quizá asesinados.
Acaso ultrajadas en caso de mujeres.
Quizá sepultados en fosas clandestinas, las famosas fosas que han encumbrado a Veracruz en el primer lugar nacional.
Del Veracruz de Javier Duarte al Veracruz de Cuitláhuac García.
Mientras, en Coatzacoalcos, el Colectivo “Madres en Búsqueda Belén González”, restriegan la tierra en la colonia popular, Teresa Morales de Dante Delgado, y descubren un cadáver.
Igual, igualito como en otras demarcaciones municipales los Colectivos (treinta y dos por ahora) continúan rastreando las pistas, las huellas, los rastros, los tips de los familiares y parientes.
Mucho dolor y sufrimiento.
Cada uno de los 135 secuestrados y desaparecidos en el montaje fotográfico sobre la avenida Cuauhtémoc significa una herida en el corazón, las neuronas y el hígado que nunca, jamás, cicatrizará.
Nunca, incluso un novelista o cuentista de Veracruz, pudo imaginar que Javier Duarte pondría a Veracruz en “el peor rincón del mundo para el gremio reporteril” con dieciocho trabajadores de la información ejecutados.
Unos, por ejemplo, decapitados. Otros, obligados con pistola en la sien a cavar su sepultura a base de palazos.
Pero de igual modo, jamás nadie sintió, percibió, pensó que con Duarte las fosas clandestinas, aquellas tan famosos en las dictaduras militares de América Latina, se traslaparían a Veracruz.
Claro, si se considera el tiempo de la Guerra Sucia de Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez, de igual modo la repetición en la tierra jarocha.
Desde entonces, con carta de adopción.
Una pesadilla inacabable.
La peor desgracias y desventura para una familia que un hijo, un pariente, un primo, un tío, unos padres ancianos, sean secuestrados y desaparecidos.
Quizá asesinados.
Acaso destazados.
Quizá sepultados en fosa clandestina.
La gran estafa del llamado Estado de Derecho que en teoría garantiza la seguridad en la vida y los bienes.
En contraparte, ese gran desencanto llamado Andrés Manuel López Obrador predicando el “Amar los unos a los otros” incluyendo el amor para los carteles, sicarios, pistoleros, malosos y malandros con el argumento de que “también son seres humanos”.

II (Pitorreo de Cuitláhuac)
Un día, de pronto, una hija, un hijo, una madre, un padre, una prima, una tía, un abuelo, desaparecen.
Y pasan los días y las noches del secuestro y ninguna pista.
Y la familia, en la peor incertidumbre y zozobra de la vida.
Y lo más espantoso y terrible, el desdén, la indiferencia, el menosprecio, el desprecio, la apatía, el valemadrismo de la autoridad estatal.
Uno, la secretaría de Seguridad Pública, incapaz de garantizar el Estado de Derecho.
Y dos, la Fiscalía General, incompetente para aplicar la justicia, pues la premisa universal es que a mayor impunidad, más incertidumbre.
Y la versión popular de que los sicarios y pistoleros, malandros y malosos, carteles y cartelitos, suelen asesinar.
Y hasta enterrar a las víctimas en fosas clandestinas.
Entonces, la intensa y desesperada y frenética búsqueda de los familiares secuestrados y desaparecidos.
Al momento, se insiste, treinta y dos Colectivos en Veracruz, integrados con padres con hijos y parientes desaparecidos.
La peor entre las peores angustias de la vida.
Los Colectivos, vistos y considerados como enemigos, adversarios, opositores de la autoridad estatal.
Los grupos incómodos que perturban la paz y la tranquilidad de las tribus en el poder sexenal.
Caray, duro y rudo cuando las familias han perdido la esperanza de encontrar vivos y sanos a los suyos y únicamente desean hallar el cadáver para la sepultura en el panteón y tener un lugar donde llevar flores y prender veladoras y rezar.
¡Vaya Memorial de las 135 personas secuestradas y desaparecidas en la avenida Cuauhtémoc en la ciudad jarocha!
El Veracruz que nadie, absolutamente nadie, desea.
El Veracruz, hoy, de MORENA, la Cuarta Transformación (ajá), el obradorismo, la honestidad valiente, la purificación moral, el Código de Ética del escritor Alfonso Reyes.
Simplemente, la estafa, el fracaso, el pitorreo, la burla, la mofa.