Primero, el doce de abril, los carteles secuestraron y desaparecieron a par de ciudadanos.
Uno, Diodeclano Molina, 45 años.
Y dos, Jeremías Mateo, 37 años.
Cinco días después, sus cuerpos aparecieron sin vida tirados en el camino a la comunidad de San Manuel.
A, torturados.
B, vendados.
C, mutilados de las manos y de las extremidades inferiores.
D, atados de los pies.
E, con tiro de gracia.
Además, con un nuevo mensaje desgarrador a la autoridad estatal. Y federal, claro.
Los malos le cortaron las manos a uno de ellos.
Y después, las arrojaron por ahí en el mismo camino.
¡Tremendo, duro y rudo hallazgo de las manos!
Casi casi como cuando en el sexenio de Javier Duarte, los sicarios y pistoleros, acatando órdenes superiores, plagiaban, desaparecían, asesinaban y decapitaban a las víctimas.
Por un lado, tirado el cadáver.
Y por el otro, la cabeza decapitada.
Fue el caso, por ejemplo, de par de reporteros (una mujer y un hombre).
Ella, en Boca del Río. El, en Tezonapa.
Además, la cabeza decapitada arrojada en la pista de un antro en el norte de Veracruz.
Y otra más, abandonada en la mesa de un antro en Boca del Río.
De hecho y derecho, como el asesinato de par de ancianas (la madre de 90 años, y la hija, de 60 años) en Veracruz únicamente para el robo en el domicilio particular.
Los cinco muchachos de Playa Vicente secuestrados y desaparecidos en la carretera a Tierra Blanca.
Y “ni más ni menos” por elementos policiacos y quienes los entregaron al jefe narco de la plaza.
Mucha, demasiada, excesiva saña de los carteles.
Los carteles, por cierto, para quienes AMLO, el presidente (acaba de revelar que habla con Benito Juárez García quizá en sesiones espiritistas) insiste en que se les han de repartir “abracitos y besitos” porque “también son seres humanos”.
En la guerra de Independencia (igual, igualito que en la guerra de Estados Unidos en Vietnam), los Realistas solían colgar cadáveres de campesinos en un árbol sobre el camino de terracería para multiplicar el miedo, el terror, el pánico y “el miedo al miedo” en la población y evitar continuaran uniéndose a Miguel Hidalgo y José María Morelos.
En “La guerra de Paterson” en Estados Unidos, cronicada por el periodista y escritor, John Reed, los sicarios de los dueños de las minerías rafagueando a niños, mujeres y ancianos para intimidar a los obreros, jefes de familia.
De hecho y derecho bien pudiera considerarse que en Veracruz y en el tiempo inmaculado y sacrosanto (ajá) de la llamada “purificación moral y honestidad valiente” y la Gran Cuarta Transformación, MORENA y el obradorismo, los únicos, los únicos, los únicos con desarrollo exponencial son los carteles y cartelitos, pistoleros y sicarios, malandros y malosos.
La autoridad, en ascuas, dando “palos de ciego” sin atinar, vaya, a una estrategia efectiva y eficiente para disminuir, acotar, pulverizar, los terribles y espantosos sobresaltos.
Veracruz, campeón nacional en feminicidios.
Secuestros.
Extorsiones.
Y fosas clandestinas, digamos, como en la América Latina del siglo pasado cuando la mayor parte de países estaban gobernados por militares quienes para extinguir el coraje social y la indignación crónica ordenaban a los policías y soldados detener a los sublevados, treparlos a un helicóptero, amarrarles una piedra y arrojarlos a un mar infectado de tiburones.
Veracruz, pues, en las grandes ligas del horror y el terror.
De “la noche tibia y callada” de Agustín Lara a un infierno llamado Veracruz.
¡Te queremos, Cuitláhuac, te queremos!
¡Que pronto Cuitláhuac, el góber, desencantó y decepcionó a la población!
Insólito: y con la autorización de Andrés Manuel López Obrador, pues en lugar de exigir resultados sociales le ondea la mano y declara el político más honesto del Golfo de México.
Alguna razón de peso y con peso tendrá AMLO para tanta deferencia.
Y por encima de la tranquilidad provinciana y aldeana en Veracruz.

POSDATITA: En el búnker opositor festinan que Pepe Yunes ya, ya, ya, rebasó a su adversaria, la zacatecana.
Ellos celebran que hay unas encuestas oficiales de cada uno y contratadas anunciado el triunfo en cada búnker.
Y en contraparte, hay otras encuestas independientes y autónomas donde la zacatecana mantiene la delantera.
Cada parte con sus fantasmas, ilusiones, utopías, cifras alegres…