Si el jefe de jefes celebra que sus candidatos de mantienen en la preferencia electoral, entonces, es un estafador vulgar, prosaico, barato, ramplón, demagógico y populachero.

PASAMANOS: Si alguien gritonea que los candidatos van parejos en la cancha electoral de seguro fumo mota y de la mala pues la hora estelar en las urnas solamente se sabe hasta la noche o madrugada o un día después o varios después del dos de junio.
Si algún familiar por ahí anuncia que será alto funcionario en una secretaría de Estado en el gabinete 2024/2030 de Veracruz, como dice el señor del rancho, “es un chiquillo tonto” que no sabe ni lo que dice, movido, digamos, por el triunfalismo.
Si el pariente de un candidato se hace el fregón de que estará en el gabinete legal o ampliado del próximo gobernador, entonces, alardea con alevosía, ventaja y premeditación.

CORREDORES: Primero, porque está probado y comprobado que la tendencia del voto es voluble. Y suele cambiar, incluso, a la hora cuando el ciudadano está formado en la fila esperando turno para depositar el voto.
Segundo, porque ninguna encuesta garantiza que el triunfo en las urnas es inevitable y seguro, porque, y como dicen los expertos, toda encuesta es la fotografía de un instante.
El instante cuando las empresas encargadas aplican la encuesta, conscientes de que unos minutos después la decisión suele cambiar.

BALCONES: Tercero, peor, mucho peor si de pronto, unos columnistas y reporteros publican que fulano o zutana ya ganaron.
De ser así, se trata de un manifiesto caso de una pluma aceitada desde el búnker del candidato.
Tantito peor, si un funcionario en turno anuncia con triunfalismo demagógico la victoria de su candidato en las urnas de seguro anda en trance esotérico y acaba de mirar visiones apocalípticas.
Una cosita, por ejemplo, son las buenas intenciones que de tales “el camino al infierno está empedrado” y otra la realidad avasallante, concreta y específica:
Por ahora, no hay nada para nadie.

PASILLOS: Si el lector mira por ahí circular unas seis, siete, ocho camionetas todo indica blindadas y con escoltas para garantizar, ajajá, la seguridad de un candidato como si de hecho y derecho ya hubiera ganado está ante un evidente caso de un periplo esotérico.
Un trance sicológico. Un viaje al mesianismo. Las ganas de apantallar a la población electoral de que son los fregones.
Más, si se considera la bíblica cultura priista de si son derrotados, entonces interponen denuncia electoral y ganan en los tribunales.
Famosa aquella canción de si se pierde en las buenas, se arrebata en las malas.

VENTANAS: Entonces, nada más sabio que conjugar el verbo esperar en todos los tiempos gramaticales.
Y esperar, claro, tejiendo y destejiendo la operación electoral para impactar de manera duradera a los ciudadanos con credencial del INE y se afiance la decisión inalterable de votar por tal o cual candidato.
Por lo pronto, cada persona sabrá la actitud a tomar cuando por ahí militantes de un partido “agarren la garra” porque su candidato ya ganó y ellos asistirán al reparto de las mieles y las tajadas del pastel durante los próximos seis años.