Y también que si lo favorecen en las urnas creará los suficientes empleos en las regiones indígenas, campesinas y obreras para enaltecer la vida cotidiana de la gente en la miseria, la pobreza y la jodidez.
Y gritonear que logrará una calidad en la salud pública mejor, mucho mejor que en Dinamarca, con el sistema de salud óptima en el mundo.
Y fanfarronear que garantiza la calidad educativa en los cuatro puntos cardinales de Veracruz y del país.

DOS. Evangelio de la desesperanza

Por eso, y con todo, el único evangelio social en Veracruz es el desencanto.
Los políticos, hipócritas al fin, ofreciendo un mundo mejor.
¡Qué farsantes son!
¡Los reyes de la mentira y la estafa!
Incluso, los patrones máximos de la burla, la mofa y el pitorreo.
Nada peor en la vida como levantar el ánimo en la gente jodida con palabras y frases y juramentos imposibles, irrealizables, inverosímiles.

TRES. Majaderías sociales

Si el lector se topa con un candidato “bajando el cielo y las estrellas”, lo ideal es “dejarlo con la palabra en la boca”.
Nada se gana con escuchar las palabras altisonantes.
Nadie pasa un momento estelar de felicidad y dicha oyendo tantas majaderías sociales.
Más cuando los candidatos se revelan como mesiánicos y actúan y reaccionan con autoritarismo creyéndose infalibles.
Peor, mucho peor, cuando andan por ahí moviéndose de norte a sur y de este a oeste de Veracruz en caravanas de siete, ocho, nueve camionetas blindadas.
Y escoltados. Casi casi un ejército de guardaespaldas. Como si los carteles y cartelitos, sicarios y pistoleros, malosos y malandros los tuviera en la mira para un secuestro y una desaparición, un asesinato y una fosa clandestina.

CUATRO. Estrategias como prioridad

Lo ideal, lo prudente, es y sería, por ejemplo, que cada candidato expusiera la estrategia, paso a paso, tiempo en tiempo, para combatir, disminuir, achicar, la violencia descarrilada en los cuatro puntos cardinales de Veracruz.
Y la estrategia para animar y reanimar la creación de empleos. Y empleos dignos cubiertos con justicia laboral.
Además, que cada candidato revelara de una vez por todas los nombres de los políticos que serían ungidos secretarios del gabinete legal.
Por una sencillísima razón: para despertar el interés y la curiosidad por las personas elegidas, y por añadidura, para alentar la confianza ciudadana en todos ellos.

CINCO. El mejor aval

Simplemente, y como cacarean en el rancho, “poner nombre al gato”.
¡Vieja, antigua, milenaria y bíblica costumbre y hábito de dar a conocer el gabinete un día antes de la toma de posesión!
Pero los tiempos, y por desventura para las tribus políticas, han cambiado.
Y entonces, conocer de antemano el gabinete y las estrategias, planes, programas, de cada uno para dignificar la vida cotidiana de la mayoría precarista constituye el mejor aval para tonificar el sufragio a favor.

SEIS. El mundo nuevo anunciado

Nada ganan los aspirantes con los dimes y diretes.
Tampoco jalándose la cobija y exhibiendo en el palenque público las cosas y los hechos desagradables, incómodos, de sus vidas.
Ni menos ganan exponiendo a la familia en las cañerías.
Ni jurando y perjurando un mundo nuevo que ellos, ajajá, proclaman.
Lo más efectivo es publicitar la política y sus capítulos correspondientes para cumplir con el Estado de Derecho y cuya esencia es garantizar la seguridad en la vida y en los bienes con días y noches sin sobresaltos y con un empleo digno y estable y con sueldo justo.