en el tiempo y el espacio, digamos, como el Instituto de la Superación Ciudadana concebido en el siglo pasado por el alcalde de Veracruz, don Arturo Llorente González.
Y como el Festival Tajín creado mucho tiempo después por el góber precioso, Miguel Alemán Velasco.
Y como el festival de pambazos en Xalapa a partir de que era el platillo favorito de mamá Carlota de Maximiliano de Habsburgo y antes de enloquecer en el ejercicio del poder.
Tiempo en Veracruz de rescatar y resucitar y vigorizar el desarrollo turístico, considerando que la industria turística distribuye mejor que cualquier negocio y comercio el peso entre más gente.
Además, probado y comprobado que el gran desarrollo económico y social del estado jarocho está en el turismo.
Turismo de horchata y jícama y de picadas, gordas, tamales, tostadas y garnachas y cafecito negro de olla y Camarena, el gran hotel en la playa de cara al Golfo de México y durmiendo en la arena y a la intemperie y con la brisa marina como sarape y la tarde/noche acostada y cimbrándose en el cielo como bien escribir T. S. Eliot.
Nada, entonces, de entrar “en sueños guajiros” compitiendo, digamos, con Acapulco con todo y el huracán Otis.
Puerto Vallarta, Cancún, Huatulco. por ejemplo.
El turismo de clase media media. Media baja. Y clase baja.
Los ricos, claro, tienen jet y yate para incursionar en el mundo a través del espacio y el mar y bendito el Ser Superior en un país con tanta desigualdad económica y social.
Cada uno, pues, a lo suyo.
Y lo nuestro, aquí, en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río y el resto de la entidad jarocha es el Salsa Fest.
Desde sus orígenes, caray, indicativo y significativo, los mismos cantantes latinos de salsa.
A estas alturas, Rubén Blades y Óscar de León, por ejemplo, buen pudieran ser declarados Hijos Predilectos de Boca del Río.

II (Bandazos turísticos)
En el sexenio de MORENA, la 4T y el obradorismo han dado bandazos en materia turística.
Por ejemplo, cuando la primera secretaria agarró camino a España que para promover la afluencia de la Madre Patria y hasta se puso un vaso en la cabeza y delante de los prestadores de servicio se puso a bailar “La bamba” sintiéndose más jarocha que nunca.
Pero con aquel viajecito (y el gasto oficial que significara) ni un turista pudo jalar a las playas del Golfo de México en la entidad.
Luego, el más bajo y oscuro perfil turístico.
Ahora, el rebrote, digamos, cuando mayor número de municipios fueron declarados Pueblos Mágicos y hasta un Barrio, Xallitic, en Xalapa, fue incorporado a la nueva cruzada turística.
Entonces, idearon rescatar y resucitar con fervor guinda y marrón las fiestas tradicionales en cada pueblo y hasta congregaciones.
Y de pronto, como en Xalapa, caray, tremendos festivales de pambazos, tacos y salsas, aderezados con concursos de danzón y salsa.
Vaya, hasta un despliegue de jarochas a la orilla de los Lagos organizado por la Universidad Veracruzana.
Allí van. Allí están. Digamos, “haciendo camino al andar”.
Lo malo es que estamos en el último año del sexenio y sabrá el chamán si para el sexenio entrante el despliegue turístico continuará pues está probado que por lo regular de un periodo constitucional a otro suelen archivarse y arrumbarse los programas anteriores.
El Salsa Fest de Boca del Río parece que va trascendiendo…

III (Mítico Salón Villa de Mar)
Antes, mucho antes, el palacio de la salsa estaba en el salón de Villa del Mar.
Incluso, en una película con Agustín Lara y Toña “La Negra” filmada en Veracruz, el salón Villa del Mar aparece en el primer plano con los galanes y princesas de entonces.
Ahora, se congrega en el Fest de Boca del Río.
La salsa, el baile nacional jarocho.