PASAMANOS: AMLO aprovechó su “Mañanera” para defender a su candidata presidencial.

Con todo y que en días anteriores la cuestionara porque en el debate en ningún momento defendió sus programas sociales.
Al contrario, la Sheinbaum se dedicó a defender su trabajo como jefa de Gobierno en la Ciudad de México.
Y AMLO, ni modo, se le fue el reproche “en vivo y en directo”, en vez, digamos, de “jalar la rienda” en privado.
Probado y comprobado que es un hombre explosivo que nunca, todo indica, logra controlar emociones descarriladas.
AMLO, el mesías. El político perfecto. El dios terrenal.
Se quedó estacionado con el Jesús que a temprana edad agarró el látigo y latigueó a los fariseos con sus tianguis en el templo del Señor en vez de dedicarse a la oración.

CORREDORES: De veras, de veras, de veras, con toda la serenidad y prudencia del mundo, está cañón que Andrés Manuel López Obrador se lanzara en contra de Loaeza únicamente porque en un artículo publicado en el periódico Reforma se ocupara del peinado chino de Sheinbaum.
Manifiesta el estado mental del presidente de la república.
Expresa el tsunami emocional en que está envuelto.
Más, mucho más, cuando, por ejemplo, en cada “Mañanera” necesita para sentirse vivo y sentirse presidente de la república apretar el botón nuclear y la Magnum y la R-15 en contra de los enemigos, adversarios, opositores, emisarios del pasado.

BALCONES: El solo se rebaja como Estadista.
Está bien cuantas veces decida salir en defensa de sus tres hijos señalados de tráfico de influencias con negocios bajo sospecha.
Y ejerza, como él mismo pregona, su legítimo derecho de réplica.
Está bien que sostenga guerra abierta contra el magnate Claudio X. González a quien acusa del peor detractor y enemigo.
Está bien que se agarre “en dimes y diretes” con Ricardo Salinas Pliego, el concesionario de TV Azteca y dueño de Elektra, por el pago de impuestos.
Pero, caray, enojarse, indignarse con cólera porque Sheinbaum es criticado por su pelo chino, se trata de un caso para el siquiatra en el desván.

PASILLOS: Nunca Benito Juárez García, Francisco I. Madero y Lázaro Cárdenas del Río, su trío de presidentes héroes, se ocuparon de cositas y hechos insustanciales.
Incluso, ni siquiera contestaron las críticas de los periodistas que analizaban y diseccionaban sus estilos personales de ejercer el poder y gobernar.
En todo caso, y como afirmaba el xalapeño Sebastián Lerdo de Tejada, sucesor de Benito Juárez en la presidencia de la república, “la prensa se combate con la prensa”.
Y por eso mismo, allá la prensa obradorista que siga revirando a la prensa opositora tal y como ha sucedido en los últimos cinco años y cuatro meses y medio.