Madero, por la prensa porfirista subvencionada por Félix Díaz, el sobrino de Porfirio Díaz Mori, el general Victoriano Huerta (el asesino de Madero y del vicepresidente José María Pino Suárez) y el Embajador de Estados Unidos.
Y Cárdenas, atacado por la prensa, incluso, extranjera, a partir de cuando “Tata Lázaro” decidiera expropiar el petróleo y los latifundios en manos de magnates de Estados Unidos, Inglaterra y Francia.
Y ninguno de los tres (Juárez, Madero y Cárdenas) se agarraron “a dimes y diretes” con la prensa.
Tampoco les contestaban.
Ni menos pedían a los dueños de los periódicos despidieran a los articulistas incómodos e indeseables.
Pero…

PASAMANOS: Pero AMLO, el presidente, quien declaró sus héroes patrios a Juárez, Madero y Cárdenas, además de a Miguel Hidalgo y José María Morelos) siente, cree, está convencido de que el jefe del Poder Ejecutivo federal está para revirar a los críticos.
A tono, digamos, de su tiempo de luchador social al frente de indígenas y campesinos de Tabasco, su tierra, en contra de Pemex.
Por ejemplo, el respetado y respetable periodista, Raymundo Riva Palacio, publicó en la columna “Estrictamente personal” del viernes 12 de abril la siguiente estadística: En los últimos cinco años y cuatro meses y medio, AMLO, el señor presidente, ha expresado 590 (quinientas noventa) alusiones en contra de Carlos Loret de Mola.
En contra de Ciro Gómez Leyva, un total de 272 (doscientas setenta y dos) ocasiones lo ha rafagueado desde “La mañanera”, su púlpito religioso, político y social.
Y en contra de Joaquín López Dóriga, un total de 240 (doscientas cuarenta).
Y todavía así se declara el defensor número uno de la libertad de prensa consagrada en la Constitución General de la República.

CORREDORES: En cada ocasión, “solo ataques, infundios, difamaciones y linchamiento” en contra del trío incómodo.
Bastaría recordar que Loret de Mola, como también la gran periodista, Azucena Urresti, salieron, de acuerdo con el trascendido, el primero de Televisa, y la segunda, de Milenio TV, y como refiere Riva Palacio, cuando desde el Palacio Federal “presionaron a los propietarios para pedir de manera indirecta despedir a sus periodistas críticos”.
Nunca un presidente de la república…
El jefazazo del Poder Ejecutivo federal…
El comandante en jefe de las fuerzas armadas…
El jefe máximo del erario…
El que da y quita…
El patroncito de parte de los Poderes Legislativo y Judicial…
El mandamás de una parte considerable de la prensa escrita, hablada y digital…
Se ha ocupado en cinco años y cuatro meses y medio con tanta obsesiva obsesión de la prensa cuyo único delito es contar los hechos y las cosas de la administración pública como son.

BALCONES: AMLO revira a la prensa reprochando que es el presidente de la república más atacado de la historia.
Se duda.
Por ejemplo, el historiador Frank A. Knapp escribe en el libro “Sebastián Lerdo de Tejada”, publicado, entre otros, por la Universidad Veracruzana, que el presidente sucesor de Benito Juárez, el xalapeño Sebastián Lerdo, fue orillado a renunciar a la jefatura del Poder Federal por tanto madrazo duro, rudo y seco en su contra por una prensa a la que siempre, y con hechos, garantizó el respeto constitucional.
Y aun cuando Lerdo utilizaba a su periódico “El Diario Oficial” para “aclarar paradas”, la prensa opositora fue inclemente.
Sobre todo, arrodillada a Porfirio Díaz Mori.
AMLO, por el contrario, “demoniza a medios y periodistas y lanza amenazas de manera contrafactual para tener salidas plausibles” (Ibidem)

PASILLOS: Terco y obstinado, caprichudo, AMLO, el presidente, quiere una nación arrodillada a su presencia mesiánica.
Un país igual. Pero igual de sumado y sumido a su persona.
Y la crítica le irrita y enfurece.
Incluso, la prensa obradorista le es insuficiente.
En ningún momento le llena ni satisface.
Y de ñapa, su ejército de Servidores de la Nación (como las Camisas Rojas de Tomás Garrido Canabal, el cacique de Tabasco en el tiempo de Plutarco Elías Calles) puestos a sus órdenes para que por aquí AMLO rafaguea a un periodista y articulista, en automático todos ellos se vayan en contra en las redes sociales.