Más porque, todo indica, fueron sus primeros fans, feligreses y amigos en Veracruz.
Amado de Jesús Cruz Malpica y Manuel Huerta Ladrón de Guevara.
En tres ocasiones, Andrés Manuel López Obrador los ha dejado fuera.
En el año 2016, cuando lanzó a Cuitláhuac García como su candidato a gobernador compitiendo con el panista Miguel Ángel Yunes Linares y quien lo derrotó en las urnas.
En el año 2018, cuando de nuevo (caray) lanzó a Cuitláhuac y ganó la silla embrujada del palacio de gobierno.
Y ahora, 2024, cuando el Dedo Presidencial Mágico se inclinó por la zacatecana Rocío Norma Nahle García.
En tres ocasiones, Cruz Malpica y Huerta quedaron fuera.
AMLO, el presidente, apenas, apenitas, les descubrió madera, digamos, para diputado local y alcalde a Cruz Malpica.
Y para delegado federal del Bienestar Social y la candidatura a senador a Huerta.
Incluso, Huerta suspirando y respirando por la gubernatura fue lanzado del paraíso del Edén.
Con todo, su candidata para el sexenio 2024/2030 ha estado “en el ojo del huracán” desde hace ratito y por más intentonas para distraer la atención sobre sus mansiones en Boca del Río, Villahermosa y Coatzacoalcos y un departamento (de 28, veintiocho millones de pesos) en Nuevo León, entre otras cositas, de cualquier modo sigue en medio de los vientos turbulentos y huracanados.
Y sabrá el chamán si haciendo mella…
Por el contrario, dada la vida política ejemplar, sobre todo, de Cruz Malpica, otro gallo cantaría a la 4T, MORENA y el obradorismo.
Pero, bueno, nadie dudaría de que AMLO, el presidente, tiene sus razones de peso y con peso para excluir de su preferencia a su par de amigos jarochos.
Cruz Malpica y Huerta, por ejemplo, fueron diputados federales con AMLO líder del PRD nacional.
Luego, en la jefatura de Gobierno en la Ciudad de México ocuparon par de cargos públicos.
En el programa de vivienda en la metrópoli y a cargo de los rastros en la Ciudad de México.
A menos, claro, que lo desencantaran…

II (Misterio la preferencia de Cuitláhuac)
Por encima de ellos, y con todo, sorprende la carrera meteórica de Nahle.
En el obradorismo, diputada federal, senadora de la república, secretaria de Energía y candidata a gobernadora.
Más, mucho más, cuando de pronto, Cuitláhuac García, el góber en turno, se sacó la baraja oculta en la manga de la camisa para ordenar el cambio en la Constitución Política de Veracruz y abrir el camino a Nahle, originaria de Zacatecas, para la nominación, pues antes, mucho antes, la Carta Magna local establecía como dique el nacimiento en el territorio jarocho.
El caso de Cuitláhuac también fue sorpresivo.
Diputado federal. Luego, como legislador, habilitado como candidato a gobernador.
Perdió. Y en el periodo siguiente, otra vez.
A primera vista, un misterio. Un gran misterio las razones para que AMLO lo prefiriera por encima de Cruz Malpica y Huerta.
Todavía hoy, cinco años y cinco meses después, el ciudadano común y sencillo interesado en la administración pública continúa preguntándose los motivos de AMLO para tanta deferencia a Cuitláhuac.
Más, mucho más, porque “a todas luces”, sin necesidad de un detector, está probada y comprobada la capacidad política y social de Cruz Malpica y Huerta.
Claro, bien podría tratarse como dicen los expertos de que uno y otro son vistos por AMLO como políticos comodines.
Además, con una insólita lealtad a López Obrador, dispuestos a sacrificarse allí donde el mesías tabasqueño lo decida.
Casi casi como cuando el presidente Lázaro Cárdenas del Río dejó en la recta final a su amigo entrañable, el general Francisco José Múgica Velázquez (1884/1954) como aspirante a la candidatura presidencial e inclinó el Dedazo por el general Manuel Ávila Camacho.
Claro, antes, mucho antes, Múgica, originario de Michoacán, había sido gobernador en Tabasco y Baja California.
A tono, digamos, con la zacatecana que en siglo XXI sueña gobernar Veracruz.
Y Cruz Malpica y Huerta, ni modo, “tendidos a su piso”.