Políticos trapecistas
**De un partido a otro
**Los mesiánicos
UNO. Trapecistas de la política
El hecho de que muchos políticos anden como trapecistas de un partido político a otro en ningún momento expresa vocación social por los desposeídos y desamparados.
Tampoco manifiesta la voluntad férrea de seguir luchando por una patria
Luis Velázquez
justa y equitativa.
Ni menos, mucho menos, la obsesiva obsesión para enaltecer la calidad de vida de los jodidos.
Por lo general, y como premisa universal, los políticos brincan como monitos de un árbol partidista a otro por razones personales.
Entre otras, las siguientes:
DOS. Políticos… como las ratitas
A, porque el trono partidista y político y la administración pública está ocupado por una tribu generacional con la que tienen cortocircuito.
Y por añadidura, las puertas y las ventanas laborales y para desempeñar un cargo están cerradas. Y bloqueadas.
B, porque ellos pertenecen a un partido político y otro está encaramado en el poder y en el camino a Damasco son capaces de tirar el mandil y ponerse el uniforme del adversario para abrir las puertas.
C, porque en el mismo partido una tribu se impuso a otra y ellos quedaron excluidos.
Y todas las oportunidades blindadas. Por tanto, como las ratitas prefieren tirarse al mar para nadar atrás de otros objetivos.
TRES. De carniceros a víctimas
D, porque cuando ellos estuvieron en el poder fueron carniceros y como ahora los adversarios, opositores y enemigos son los dueños de la silla embrujada del palacio mejor se van antes del estallido de la tercera guerra mundial en sus parcelas.
E, porque un feroz enemigo se adueñó del poder y saben el infierno que les espera.
F, porque los jefes políticos máximos del momento los excluyeron de una candidatura a un cargo de elección popular y como se creen y sienten muy dignos mejor renuncian para cobijarse en otros partidos.
CUATRO. Políticos insaciables
G, porque “entre más tienen más quieren” y como en el mando hay otras fuerzas, nada mejor (y hasta por salud mental) como migrar y tocar las puertas de otros frentes.
H, incluso, cuando agarran camino a otras latitudes alardean de llevarse a cientos, miles de militantes del mismo partido cuando en realidad se trata de faramallas.
I, porque si estuvieron en el poder se habituaron a “ordeñar la vaca y meter la mano al cajón” y como son insaciables en materia política, económica y social, entonces, buscan otros espacios.
CINCO. La política, una droga
J, porque “con cola que les pisen” buscan más impunidad. Y creen, están seguros, convencidos, de encontrarla en otros partidos con otras gentes.
K, porque en el ejercicio del poder se han vuelto tan soberbios y mesiánicos que están convencidos de merecer más.
L, porque se han vuelto tan mediáticos que necesitan las marquesinas para pasar un buen día. Y entonces, las rastrean donde se pueda y como se pueda.
LL, porque el olor a poder político es una droga. Una droga peor que la heroína y la cocaína. Y como están acostumbrados a los vítores, halagos y aplausos, entonces, a seguir consumiendo la droga política.
SEIS. Cobrar favores
M, porque si antes en el poder hicieron favores por ahí, entonces, de capa caída los cobran.
Y más si sus discípulos usufructúan altos decibeles, pues está probado y comprobado que en política no hay hombre sin hombre ni mujer sin mujer ni mujer sin hombre ni hombre sin mujer.
Por eso, entre otros hechos y cositas, los políticos hacen soflamas cuando renuncian a un partido.
Y aun cuando en su trayectoria pública se han desempeñado como regidores, alcaldes, diputados, líderes partidistas, secretarios de Estado, siempre han ejercido el poder con sentido patrimonialista.