Que la campaña de Nahle no pega ni menos levanta.
Que Cuitláhuac García Jiménez sigue empinando a Nahle camino derecho, derechito, a la derrota.
Que Cuitláhuac anda por ahí “curándose en salud” y quejándose de que Nahle está perdida.
Y, bueno, don Fernando Gutiérrez Barrios, profundo conocedor de la naturaleza humana, lo expresaba del siguiente modo:
“Si es mediodía y el pueblo dice que es de noche, hora de prender las farolas”.

DOS. El Gran Pepe

Incluso, hay quienes llaman ya a Pepe el Gran Pepe.
El ídolo de la multitud enfurecida y colérica con Cuitláhuac y su Veracruz ensangrentado y a quien la mitad de la población electoral enardecida y casi la otra mitad señalan como el culpable de la caída de Nahle.
Es más, la versión de que en el sur del Estado jarocho, la presunta zona de influencia de Nahle, se multiplica la insurrección política y social en su contra por tumbar a los precandidatos favoritos a la curul federal y local para imponer a los suyos.
Peor tantito, desafiando a los grupos políticos y económicos definidos y con arraigo.

TRES. “La cosa, pá, se pondrá pior”

Desde luego, falta mucho tiempo para el dos de junio.
Más, mucho más, en política pues la tensión se prolonga y perpetua.
De hecho y derecho, y como dice el clásico, por ahora, “no hay nada para nadie” pues la tendencia del voto puede sufrir cambio drástico incluso a la hora de la fila para sufragar en las urnas.
Pero de acuerdo con el viejito del barrio si los hechos y las cosas siguen caminando como hasta ahora, como dice el hijo del cacique y narco del filme “El infierno”, “la cosa, pá, se pondrá pior”.

CUATRO. El factor AMLO

Por ahora, en el imaginario colectivo la percepción de que Pepe rebasó a su adversaria y/o en todo caso, según otros, que ya están parejos.
Indicativo y significativo cuando estamos ante una inminente Elección de Estado obradorista y cuyo líder máximo, AMLO, ha ganado veintidós gubernaturas en cinco años y cuatro meses.
Apostando ahora a ganar las nueve candidaturas a jefes de Poderes Ejecutivos en igual número de entidades federativas.

CINCO. Puro triunfalismo

Hay una circunstancia incuestionable:
Por ahora, nada para nadie.
Y si en la cancha de Pepe o Nahle festinan que ya, ya, ya, ganaron las urnas, “veinte y las malas” están encaramados en el triunfalismo.
Las simples y comunes y vulgares y prosaicas ganas de decir que ya ganaron.
Más, si se considera que las famosas y dichosas encuestas son apenas, apenititas, la fotografía de un instante.
Es decir, el momento de la encuesta, digamos, vía telefónica.
Y es que horas después de la encuesta, la persona con credencial de elector bien puede cambiar.
Mejor dicho, cambia.

SEIS. La percepción ciudadana

Con todo, la tendencia (por ahora, se precisa, por ahora) es la percepción ciudadana de que Pepe ya emparejó con Nahle y/o en todo caso, va por delante.
Y en el carril, tanto en los ranchos como en los hipódromos, caballo que alcanza… gana.
Y en el caso cuando la mayoría de las encuestas (el trascendido casi todas fueron contratada por Nahle y su equipo) estuvo dando como resultado que la candidata de AMLO, el presidente, conservaba un margen superior.
Lejos. Lejísimos de Pepe.
Otra, sin embargo, es la sensación en los ciudadanos de a pie y motorizados.