¿Votar para encaramar en el poder sexenal a una camarilla política, lista y apurada para “ordeñar la vaca” y “meter la mano al cajón”?
¿Una camarilla donde la codicia, la ambición y la rapiña sean desmedidas?
¿Una camarilla que al final del sexenio aparezca como nueva rica en el pueblo, desde el político en turno hasta la familia?

DOS. A la sombra de la influencia

¿Votar para que la tribu política en el poder político efímero se enriquezca con los negocios ilícitos a la sombra del poder?
¿Y desvíe el erario y otorgue obra pública por Dedazo a los socios, aliados y cómplices y vaya creando empresas fantasmas según necesite?
¿E imponga en cargos públicos a los hijos, hermanos, primos y tíos?
¿Y hasta las barbies del momento?
Incluso, ¿votar para que la amante en turno desempeñe varios cargos públicos en el viaje sexenal hasta quedarse con un puesto en la administración pública como titular máxima para hacer y deshacer?

TRES. Darse golpes de pecho

¿Votar para convertir el municipio, el distrito, la entidad federativa en un río de sangre con tantos feminicidios y asesinatos de hombres, incluso, de niños y ancianos, y todos en la impunidad?
¿Votar para declarar como asunto de Estado la salsa, el huapango, el danzón, los camarones enchipotlados, la jarana, el boliche y el béisbol?
¿Votar para “darse golpes de pecho” y “tirar la pelota” inculpando a otros cuando los ciudadanos, el pueblo, la ONG, los Colectivos, exijan resultados concretos y específicos?
¿Votar para que las tribus encaramadas en el poder vendan esperanzas ramplonas, baratas, demagógicas y populacheras a los ciudadanos electores?

CUATRO. La misma gente

¿Votar para que de nuevo asciendan al poder las mismas caras, los mismos rostros y con las mismas promesas?
¿Votar para que la población viva un sexenio con un gran coraje social y llenos de indignación crónica en marchas públicas y en protestas colectivas reclamando los legítimos derechos constitucionales?
¿Votar para ver cómo los políticos en turno se enriquecen mientras el grueso de la población (seis de cada diez habitantes) continúan en la miseria, la pobreza, la jodidez, el desempleo, el subempleo, los salarios de hambre y la migración a Estados Unidos?

CINCO. Honestos a prueba de bomba…

¿Votar porque los candidatos juran y perjuran que serán honestos, íntegros, eficientes, eficaces y ferozmente responsables con las demandas sociales?
¿Votar confiando en la palabra manoseada de los candidatos a un puesto de elección popular y que en el fondo ni ellos mismos ni menos su primero, segundo, tercero, etcétera, círculo del poder creen?
¿Votar para que 79 (setenta y nueve) gobernadores de Veracruz después tengamos seis millones de habitantes en la jodidez total y absoluta?
¿Votar creyendo que ahora, ahora, ahora sí los grupos políticos serán honestos, honestos, honestos y “a prueba de bomba”?

SEIS. Vida de pachá…

Los expertos aseguran que cada seis años el país con el presidente de la república y cada entidad federativa con nuevo gobernador se reinventan porque un gran misterio de la vida social es que la gente, los ciudadanos, la población vuelven por inercia, incluso, a creer de nuevo.
Quizá.
Pero está probado y comprobado que la mayoría de los políticos ascienden al poder con el único deseo de enriquecerse en menos de un sexenio.
Y, claro, por añadidura, ofrecer y garantizar una vida principesca a la familia cercana.
¡Bienaventurados, entonces, las mujeres y hombres con la suficiente fortaleza síquica, social y moral para creer en los políticos!
Y mucha suerte para que les vaya bien. Muy bien.