donde vivían como príncipes…

ROMPEOLAS: Basta referir que Scott fue maestro de periodismo y literatura de Ernest Hemingway y a quien enseñara las primeras letras narrativas… Incluso, hasta sugerencias (o consejos) literarios le daba para escribir mejor… Es más, fue su cabildero ante las editoriales para publicar sus primeros libros… Amigos entrañables, llegó un momento cuando Hemingway (también alcohólico) se retiró de Scott, asustado, sorprendido, azorado, con tanto consumo etílico de su maestro… El profe a quien en repetidas ocasiones viera gatear en el bar, en salones sociales y en casas en medio de la borrachera mirando visiones…

ARRECIFES: Francis Scott fue como soldado a la guerra mundial y como también Hemingway varios años después… Los dos escribían sus cuentos luego del fragor de una batalla… Los dos con mucha suerte entre las mujeres y falderos… Pero Hemingway asumió una disciplina militar para escribir… Y todos los días de seis de la mañana a doce del día escribía, incluso, luego de una borrachera nocturna… Y escribía mil palabras diarias y que iba contando… Y siempre de pie frente a una máquina portátil… En tanto, Scott deslizó en el tobogán de la pasión alcohólica, igual, igualito que su pareja, Zelda Sayre, y quien también escribía…

ESCOLLERAS: La historia está contada en la serie fílmica, “Z, el empiezo”… La interpretan los actores David Hoflin (Scott) y Christina Ricci (Zelda)… La primera novela de Scott fue rechazada por varias editoriales… Luego, escribió “Al este del paraíso” y se convirtió en un éxito… El primer día vendió mil ejemplares en New York… El segundo día, otro mil… Y el tercer día, otro mil… En quince días, veinte mil ejemplares… Y la vida económica y social de la pareja cambió de manera radical y sustancial… Por ejemplo, alquilaron la suite más cara del hotel más lujoso para vivir… Y en donde organizaban grandes pachangones con alcohol y carne humana en abundancia…

PLAZOLETA: Y, claro, en vez de escribir, la vida loca… Días y noches prolongados en el placer efímero… La mayoría, en el sexo fácil con el intercambio de parejas… Entonces, los administradores del hotel lanzan a la pareja literaria ante el exceso de gastos y consumos… Y a empezar de nuevo… Alquilan una casita en la playa de cara al mar… Pero a la semana incidieron en el alcohol y las orgías… Así, tal cual, Francis Scott Fitzgerald fue consumiendo su talento narrativo…

PALMERAS: Scott y Zelda se hundieron en una relación destructiva… Ella, por ejemplo, terminó en un hospital siquiátrico… Y él, en la muerte literaria… La profecía se cumplió: lo peor de la vida es poseer talento y desperdiciarlo en las cañerías… Más creyendo que la vida loca encarna “la plenitud del pinche poder”… Nada, entonces, como vivir con modestia y sencillez… Y con bajo perfil… Y sin altivez, orgullo ni soberbia… Cultivando el talento en cada nuevo amanecer… En el caso, uno al otro se aniquiló…